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«La obsesión de Zidane era pasar a la historia»

Una de las imágenes de la exposición
Una de las imágenes de la exposiciónlarazon

Philippe Bordas presenta en Madrid su exposición «Zz, Zidane con todas sus letras», que aporta 37 fotos inéditas del ex futbolista francés.

«Después del cabezazo, Zidane no quiso volver a aparecer en público. Las imágenes que había hecho para el libro terminaron en una caja fuerte», recuerda Philippe Bordas, el fotógrafo francés que lo acompañó durante 100 días y documentó su faceta más íntima. El libro del que habla –«el más importante que se hubiera hecho jamás sobre un futbolista»– era un proyecto que le propuso una editorial francesa a Bordas en 2006 y en el que el fotógrafo y el futbolista trabajaron juntos con mucha ilusión. Los hechos de la final del Mundial de Alemania 2006 cambiaron ese sentimiento y las imágenes quedaron guardadas hasta ahora. El Instituto Francés de Madrid ha organizado una exposición para mostrar por primera vez al público aquellos 100 días decisivos en la carrera de Zidane. Con su cámara y poco más –«para proteger su privacidad no trabajé con un equipo», explica el fotógrafo–, Bordas siguió al futbolista a los entrenamientos del Real Madrid, donde aún jugaba en ese momento, y a entrevistas en el lujoso hotel George V de París. «Pero la mayoría de los sitios donde tomé las fotos eran poco idóneos. Estábamos siempre en lugares subterráneos: sótanos, vestuarios, etc. Los editores del libro me eligieron porque había hecho mi carrera en África, tomando instantáneas en condiciones muy complicadas. Me explicaron que seguir a Zidane requeriría más o menos de la misma capacidad de improvisación», recuerda Bordas. Comprobó lo ingenioso que es cuando Zidane le pidió que lo retratara con Alfredo di Stéfano: «Sostuve la bandera a la pared como pude y, tan sólo con la luz natural, les hice la foto. Di Stéfano no paraba de hablar y se movía sin cesar».

«La familia del rey»

También tuvo la suerte de estar en el último partido que Zidane jugó como madridista. «En mi vida había asistido a un partido de fútbol», confiesa. Aquella tarde de mayo de 2006 Bordas compartió gradas con la familia del francés y pudo captar el momento en que celebraron el gol de cabeza que Zidane marcó cuando parecía que el encuentro estaba perdido. «Había pensado que yo debía concebir el libro, pero me di cuenta entonces de que él ya sabía exactamente cómo quería que fuera. Un álbum de sus últimos días», cuenta el francés mientras observa las imágenes de «la familia del rey», como llama a los Zidane. «Él quería mucho hacer este libro porque su obsesión era pasar a la historia. Ningún futbolista tiene una iniciativa como ésta», explica Bordas. ¿Que ahora sea entrenador del Madrid es parte de su afán por hacer historia? «Sí, claro. Zidane siempre estuvo obsesionado con estar entre los tres mejores del mundo, junto a Maradona y Pelé».

Dice que desde el principio congenió con el futbolista, a quien conoció en Madrid pocos días después de enterarse por la Prensa que se retiraba del deporte: «El proyecto era de 100 días –desde finales de abril hasta el 1 de julio, cuando comenzaba el Mundial–, pero yo pensaba que haríamos más fotos después de la Copa. Me quedé impresionado con la noticia». Esos días bastaron para compilar una serie de imágenes únicas y hasta históricas y para que Bordas escribiera más tarde un volumen. «Tengo un muy buen amigo invidente. Su relación con la figura de Zidane es especial, pues se quedó ciego en los años noventa, cuando él apenas estaba alcanzando la fama. Nunca llegó a verlo, pero lo escuchó hablar en televisión –con aquella voz suave, como de niño– después de un partido. Años después, cuando le conté de las fotos que le había hecho a Zidane, me pidió que escribiera un libro sobre él, que creara para él una imagen poética del jugador». El resultado es «Chant Furieux», su obra, cuyos fragmentos acompañan las imágenes de la exposición.