Casas reales
La princesa Ayako renuncia por amor
El futuro de la monarquía nipona, cada vez más avejentada, reabre el debate de que sus miembros puedan casarse con plebeyos.
El futuro de la monarquía nipona, cada vez más avejentada, reabre el debate de que sus miembros puedan casarse con plebeyos.
La familia real nipona vuelve a perder, por amor, a uno de sus miembros. El anuncio de boda de la princesa Ayako de Takamado el próximo 29 de octubre con Kei Moriya, un empresario de 32 años al que conoció el pasado diciembre, se une al de la princesa Mako, nieta mayor del emperador Akihito, con el plebeyo Kei Komuro, pospuesta hasta 2020 por la «falta de preparación» de la pareja para contraer matrimonio.
Previamente, la princesa Noriko tuvo que renunciar a sus derechos en 2014 para casarse con su novio, ya que, tal y como establece la ley por la que se rige la casa imperial japonesa, las mujeres –quienes tampoco pueden reinar– deben renunciar a su estatus imperial al contraer matrimonio con alguien que no pertenece a la realeza.
De este modo y tras el anuncio de boda de la princesa Mako, nieta del emperador Akihito, la familia real japonesa pasará a tener 17 miembros, solo cinco varones –el emperador Akihito (83), su hermano el príncipe Hitachi (81), el príncipe heredero Naruhito (57), el príncipe Akishino (51) y el príncipe Hisahito (11)–, los únicos que pueden acceder al trono. Estas dos bodas mermarán todavía más la institución nipona, que se encuentra avejentada y es cada vez más escasa y abocada a una amplian brecha generacional.
Por eso mismo, el emperador Akihito, al anunciar su futura abdicación –dejará de serlo en abril de 2019– pidió al gobierno japonés que estudiara permitir a las princesas casarse con plebeyos sin renunciar a sus títulos. Ahora, quizá, con este nuevo compromiso de una de las princesas vuelvan a acelerarse las deliberaciones sobre el futuro de la monarquía hereditaria más antigua del mundo.
Ayako, de 27 años, licenciada por la Universidad Internacional de Josai en 2013, vive con su madre, la princesa Hisako, viuda, pues el padre falleció súbitamente a los 47 años por un ataque cardíaco. Fue gracias a ella como conoció a Kei Moriya, trabajador de la compañía de transporte japonesa NYK Line, filial de Mitsubishi.
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