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Quién teme a Rebekah Brooks

Recupera su trabajo tras haber sido absuelta el año pasado en el caso de las escuchas ilegales de «News of the World» a famosos, políticos y «royals». La polémica arrecia en Reino Unido

Brooks volverá a su puesto como directora ejecutiva de News International
Brooks volverá a su puesto como directora ejecutiva de News Internationallarazon

Recupera su trabajo tras ser absuelta en el caso de las escuchas ilegales de «News of the World». La polémica arrecia en Reino Unido

El escándalo de las escuchas telefónicas y de los sobornos a funcionarios que azotó a Reino Unido en 2011 logró que las rotativas de uno de los diarios históricos del país, «News of the World», parasen definitivamente tras 168 años de publicación ininterrumpida y, sin embargo, no ha conseguido tumbar a una mujer incombustible que se sentó en el banquillo como presunta responsable: Rebekah Brooks, directora ejecutiva de News International, parte del conglomerado mediático del magnate Rupert Murdoch. Un año después de ser absuelta de los cinco cargos a los que se enfrentaba (entre otros, ocultar pruebas junto a su asistente, su marido, su chófer y su guardaespaldas, y participar activamente en la organización de las escuchas y los sobornos) y cuatro de dimitir del cargo, el sábado por la noche se hizo público que Brooks volverá a su antiguo puesto.

Han sido cinco años en los que el meteórico ascenso de la periodista se interrumpió para caer a una velocidad vertiginosa y en los que los detalles más morbosos de su vida quedaron expuestos en titulares y artículos: desde la aventura amorosa que tuvo con su colega Andy Coulson mientras seguía casada con Ross Kemp, estrella del culebrón «East Enders», hasta sus problemas para concebir o su estrecha relación con Gordon Brown y David Cameron, que asistieron a su boda en 2009 con el jinete Charlie Brooks. Todo expuesto en los juzgados y en los medios de comunicación. Y en el caso de Brooks, el impacto del escándalo fue mayor, ya que se destaparon las escuchas realizadas a la madre de Sarah Payne, una niña que fue asesinada por un pedófilo, y con la que batalló para que endurecieran las leyes al respecto. A partir de entonces se la trató como persona manipuladora y sin escrúpulos. Pero parece que la pelirroja resurgirá de las cenizas gracias a las milagrosas lágrimas de otro ave fénix que capea con soltura los escándalos: su padrino, Murdoch. Dicen que este último come de la mano de Brooks y que ella tiene una capacidad de seducción y de convicción sobre mujeres y hombres que la han hecho pasar de limpiar suelos y preparar el té en el periódico local «The Warrington Guardian», a ser una de las mujeres más poderosas de Inglaterra en el sector mediático.

Tras la noticia, muchos periodistas ingleses manifiestan su sorpresa, pues haberla restituido, dicen, no es un paso inteligente si se tiene en cuenta que, aunque haya sido absuelta, sobrevuela la posibilidad de que News Corporation y sus altos directivos tengan que responder por la vía administrativa a lo sucedido con las escuchas y los sobornos. Es el caso de Paul Connew, antiguo director adjunto del «Daily Mirror» y «News of the World», que relaciona la readmisión de Brooks con la relación que tiene con Murdoch, que llegó a tratarla de «hija honorífica».

Otros cuestionan el papel que tendrá como directora ejecutiva y que, en ningún caso sería como el que ejerció antes del escándalo. Así lo expresó a la BBC Roger Alton, también director adjunto de «The Times», propiedad de Murdoch, y que defendió a Brooks frente a Evan Harris, responsable de «Hacked Off» (una campaña para promover la Prensa libre y responsable), que aseguró que una decisión como ésta sólo se podía dar en una «organización dinástica» como la del magnate. La disparidad de opiniones, más allá de los intereses de los grupos mediáticos se hará patente en los próximos días.

La cuestión es si Rebekha Brooks conseguirá rehacer por completo su vida y recuperar todas sus poderosas amistades. Mantiene el apoyo de su familia, pero otros, como David Cameron, con el que se intercambiaba mensajes todos los días y que firmaba las cartas dirigidas a ella con un «Con cariño, David», le dieron la espalda.