Famosos

Raquel Bernal, la mina de oro de Muñoz Escassi

A los 42 años, el jinete ha encontrado el amor definitivo en la empresaria venezolana Raquel Bernal, con quien se casó en Punta Cana el 28 de diciembre tras un romance a distancia de alrededor de un año.

Bernal y Muñoz Escassi una de las pocas veces que se les ha visto juntos
Bernal y Muñoz Escassi una de las pocas veces que se les ha visto juntoslarazon

A los 42 años, el jinete ha encontrado el amor definitivo en la empresaria venezolana Raquel Bernal, con quien se casó en Punta Cana el 28 de diciembre tras un romance a distancia de alrededor de un año.

La familia y los amigos de la novia sabían perfectamente que acudían a su espectacular casa de Punta Cana para ser testigos de su boda con el jinete español Álvaro Muñoz Escassi. La de él, en cambio, fue invitada a República Dominicana sin recibir mayor explicación. Todo para evitar que se conociera la noticia de que el eterno soltero español daría finalmente el «sí, quiero». La ceremonia civil se celebró el día 28, pero en España se conoció este miércoles, cuando se pudo ver a la feliz pareja celebrando su matrimonio en la revista que aseguró la exclusiva (para lo que recurrieron también a retirarle los móviles a todos los invitados al enlace).

Bernal, una exitosa empresaria venezolana de 40 años, madre de una hija y divorciada desde hace más de una década, se encargó personalmente de organizar cada detalle del enlace. En su noche especial, todos iban de blanco menos ella, que lució un espectacular vestido azul de Zuhair Murad. El libanés es uno de los diseñadores preferidos de otras latinas, como Jennifer Lopez, Sofía Vergara y Eva Longoria, que suelen llevarlo en las distintas alfombras rojas a las que asisten. Un modelo suyo puede costar entre 3.000 y 10.000 dólares, claro que, si el vestido es hecho a medida, como parece ser este caso, el precio se puede incluso duplicar.

Sin embargo, el modelo habrá hecho poca mella en el resto del presupuesto del enlace, dado que Bernal se hizo cargo de los gastos de hotel de todos sus invitados y los de su marido, alrededor de 100, que se alojaron en el mismo establecimiento. Además de que también asumió los otros costes típicos de un matrimonio, como la comida, las bebidas, la decoración y la música. Por otro lado, la exclusiva que vendieron, propiciada por el interés que el jinete despierta en España, habrá ayudado a pagar algunos de los gastos, por lo que no se puede decir que Escassi no haya aportado su granito de arena.

La fiesta estuvo muy animada y siguió el protocolo típico venezolano desde la música hasta la comida. Por un lado, hubo representación del país de la novia con el Dj Oscar Leal, pinchadiscos por excelencia de los caraqueños, y con el Grupo Tartara, otro tradicional de las bodas y fiestas grandes en Venezuela y que versiona las canciones de moda y los clásicos, sobre todo latinos. También hubo una parte de la noche muy mexicana –quizá en honor al país donde Muñoz Escassi le pidió la mano a su nueva esposa–, con actuaciones del cantante de rancheras Pablo Montero y de la Banda San Luis. Además, de acuerdo a la costumbre en Venezuela, los invitados no tenían puestos asignados en las mesas ni hubo cena como tal, sino que instalaron mesas tipo buffet de sushi, comida italiana y carnes y otra con jamones y quesos, para representar a España. Más avanzada la noche, ofrecieron también dos platos típicos venezolanos: arepas y tequeños.

La diversión, además, no terminó después de la noche de la boda, ya que el día 30 hubo otra fiesta para despedir el año. La velada se celebró con todos los asistentes al enlace en la playa del resort de lujo Eden Roc at Cap Cana, donde nuevamente brindaron por la pareja y bailaron sobre la arena hasta entrada la madrugada. Aunque sin duda Bernal no escatimó en nada, es cierto que, en comparación con otras bodas venezolanas, la suya no fue una celebración estrafalaria. Al enlace de la también venezolana María Margarita Vargas y Alfonso de Borbón, por ejemplo, que se celebró igualmente en Punta Cana, estuvieron invitadas 1.500 personas, frente a las 100 que asistieron al de Muñoz Escassi y Bernal.

Un perfil bajo

La empresaria venezolana prefiere mantener un perfil bajo, de hecho no quiso dar entrevista alguna el día del enlace, ya que tanto ella como su hija, Raquel, de 22 años, «sufren cuando se habla de ellas en los medios», según aseguran personas cercanas a la familia. Pero Bernal llama la atención entre otras cosas porque es dueña de una gran fortuna que nadie parece saber exactamente de dónde proviene. Personas que la conocen o que han tratado con ella mencionan que es «intermediaria de negocios» y que está «relacionada con mercados financieros». Su primer esposo, Víctor Flores, fue presidente de la Bolsa de Valores de Caracas y un empresario de éxito. Después de su divorcio, cuando Raquel era apenas una bebé, Bernal habría aprovechado los contactos que hizo a través de Flores y su propio talento como empresaria para avanzar sus negocios.

Hoy tiene una casa en Punta Cana, su residencia principal, y otra en La Moraleja, en Madrid, donde vive su madre. Su hija estudia Ciencias Políticas en la Universidad Europea, pero no vive junto a su abuela sino en un piso compartido en el barrio de Salamanca. La joven conoce poco al nuevo esposo de su madre, ya que su noviazgo fue corto y muy internacional, por lo que pocas veces han estado los tres en Madrid. Bernal y el jinete se conocieron en Dubái cuando él residía allí y alrededor de un año después, durante un viaje a México, le pidió matrimonio. La conexión entre ellos la habría hecho Alejandro Andrade, mano derecha del fallecido Hugo Chávez desde el golpe de Estado de 1992 hasta su presidencia, cuando ocupó el cargo, entre otros, de Tesorero de la Nación. Andrade se enriqueció enormemente durante el gobierno de Chávez y desde hace años vive en Wellington, Florida, la misma zona donde Muñoz Escassi tiene sus caballos, animales de los que Andrade es amante. De hecho, su hijo, Enmanuel, practica la equitación de modo profesional. A Bernal se la relaciona con personajes del chavismo desde hace años –incluso con el propio comandante, aunque quienes la conocen se apresuran a desmentirlo–, Andrade entre ellos, y habría sido ella quien le pidió que le presentara a su hoy esposo.