Oporto

Sara e Iker, el secreto peor guardado

La pareja con el pequeño Martín, que pronto tendrá un hermanito
La pareja con el pequeño Martín, que pronto tendrá un hermanitolarazon

Iker Casillas y Sara Carbonero pensaron que la forma más discreta, privada y secreta de casarse era ante notario: un despacho con la puerta cerrada y un solo posible filtrador.

Iker Casillas y Sara Carbonero pensaron que la forma más discreta, privada y secreta de casarse era ante notario: un despacho con la puerta cerrada y un solo posible filtrador. El secreto les ha durado poco más de una semana. Se casaron el 20 de marzo y la tarde del 29 saltó la noticia.

Desde ese momento no daban abasto para contestar todos los mensajes de conocidos y amigos preguntándoles si era verdad. Con los conocidos no hay problema, pero se sienten mal con su círculo más cercano porque la filtración les ha privado de elegir el mejor momento para compartirlo con ellos.

Ésa es la única amargura. Por lo demás, Iker y Sara se han casado como querían. En el caso de Casillas, no está bautizado ni ha hecho la comunión, para que fuera su elección el día de mañana.

«Mi madre me dijo que si un día me quería casar por la Iglesia o mi mujer quería, sólo tenía que bautizarme y ya está, no pasa nada», contó el portero en una entrevista a este periódico unos meses después del Mundial de Suráfrica y del famoso beso en directo a Sara. Por su parte, la periodista sí que soñó siempre con una boda en su pueblo, Corral de Almaguer (Toledo), pero es algo que se le ha quitado de la cabeza a lo largo de su noviazgo con el entonces guardameta del Real Madrid y ahora del Oporto.

Además una boda religiosa no habría tenido sentido tampoco dada la mínima relación que el portero mantiene con sus padres. Tampoco Sara mantiene buena relación con su padre tras saber que había sido condenado por estafar a1,2 millones de euros a los vecinos de Corral de Almaguer.

Sara e Iker han aceptado que son personajes públicos, queridos y que tienen que corresponder compartiendo instantes de su vida. Lo hicieron con su amor, el nacimiento de Martín, mostrando su nueva casa en Oporto, comunicando su segundo embarazo y el sexo del nuevo bebé, pero su boda era algo que no querían compartir. Casillas siempre ha defendido que él es «deportista, no famoso» y denuncia el excesivo precio que tiene que pagar por ser alguien público. «Están todos los días en la puerta de mi casa por si sales y vas en pijama a tirar la basura, por si un día te pica la nariz y te metes el dedo donde no debes, por si un día te rascas... Me he acostumbrado a salir de casa mirando por el retrovisor a todos lados y me hacen sentir como un delincuente. Tengo la sensación de que alguien me vigila y de que me van a dar caza», expresó a LA RAZÓN.

Sara tiene una excelente relación con su madre Goyi y su hermana Irene, su mayor aliada y apoyo, a las que adora. Sabe que de la boca de ambas no sale nada, ni por despiste, y en ellas se apoya para poder llevar la fama y salvaguardar los secretos, como su boda. Sus amigas íntimas, como su compañera Isabel Jiménez, son una tumba. También Iker quiere mucho a su hermano pequeño Unai, pero no puede apoyarse en él, está fuera de todo este mundo: del fútbol, la fama o los problemas familiares. Pero tiene a sus amigos de toda la vida, que son de total confianza.