Historia

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El infierno del convento de Loudun

Sor Juana de los Ángeles y el resto de las religiosas de la abadía de la que ella era priora sufrieron todo tipo de convulsiones, posesiones y demás transformaciones que se achacaron al diablo por lo inhumano de sus actitudes

Grabado que ilustra los acontecimientos de Loudun
Grabado que ilustra los acontecimientos de Loudunlarazon

Sor Juana de los Ángeles y el resto de las religiosas de la abadía de la que ella era priora sufrieron todo tipo de convulsiones, posesiones y demás transformaciones que se achacaron al diablo por lo inhumano de sus actitudes

De los sucesos del convento de las Ursulinas de Loudun, localidad francesa situada en el Poitou, se ocupó en 1953 el autor británico Aldous Huxley en su célebre relato «Los diablos de Loudun», publicado en 1953; así como el francés Michel de Certeau, en su obra «La posesión de Loudun», de 1970. La increíble historia cuenta también con dos versiones cinematográficas: la del realizador polaco Jerzy Kawalerowicz, titulada «Madre Juana de los Ángeles», en 1961, y la del británico Ken Russell, «Los diablos», estrenada diez años después. Pero en todo caso la realidad, como veremos enseguida, superó con creces a la ficción. De las garras del diablo no pudo librarse sor Juana de los Ángeles, priora del convento de las Ursulinas. Fundado en 1626, el convento acogía a 17 religiosas cuando sucedieron los portentosos hechos. Seis años después, en noviembre de 1632, las monjas empezaron a sentirse víctimas de extraños sucesos.

Bastante indisciplinada durante su infancia, y de temperamento mordaz al principio, la vida agitada de mademoiselle de Berciel, convertida luego en «soeur Jeanne des Anges», está ligada inevitablemente al sacerdote jesuita Jean Joseph Surin, que llegó un día al convento dispuesto a vencer al demonio tras la impotencia manifiesta de otros exorcistas carmelitas, capuchinos y dominicos.

Sor Juana de los Ángeles vio seres pestilentes junto a ella que la cogían furiosos del brazo y empezaban a desnudarla hasta aplastarla contra su cama colocando una rodilla sobre el pecho. La monja era una increíble caja de sorpresas.

Con razón, el padre Surin escribió: «Éste es el lugar donde se deja ver, fuera de su oscuridad, el Enemigo, hasta ahora invisible y omnipotente... Aquí, en Loudun, está la brecha que muestra el infierno». Una noche, el sacerdote siguió a la superiora al verla correr en camisón por el pasillo del convento. Haciendo caso omiso de sus llamadas, sor Juana salió por una ventana del altillo y se subió al tejado.

Muchas otras noches las pasaba ella en la copa de un árbol del jardín. Tampoco era extraño verla desgarrar su hábito y masticar pedazos de tela; o presenciar cómo se tragaba el vidrio hecho añicos de una ventana.

A esas alturas, otras religiosas del convento mostraban también síntomas de posesión diabólica, pasándose el pie izquierdo por encima del hombro hasta la rodilla; también levantaban ambos pies llegando a tocarse la punta de la nariz con los dedos. No eran gimnastas ni nada parecido, sino monjas, alguna incluso con achaques de reuma. Pero aun así, se abrían de piernas hasta el punto de que, distendiéndolas a derecha e izquierda, permanecían sentadas sin ningún espacio visible entre su cuerpo y el suelo.

- La Madre «gimnasta»

¿Alguien podía explicar cómo la madre superiora, con tan sólo 1,30 metros de estatura, conseguía extender las piernas hasta una distancia de 2,27 metros entre una y otra? Al despliegue de fuerzas y habilidades extraordinarias se sumaba el asombroso comportamiento de todas las monjas. ¿Cómo podía entenderse si no que fuesen capaces de realizar gestos y actitudes obscenas sin admitirse la intervención directa del demonio?

Entró así en acción el padre Surin, nacido en Burdeos en 1600. Enseguida comprobó que sor de Sazilli, pariente del cardenal Richelieu nada menos, profería espantosas blasfemias poseída por ocho demonios.

Otro día, mientras exorcizaba a la madre superiora, hizo su aparición Baalam, uno de los demonios que la poseían, sacudiendo a ésta con horribles convulsiones. El vientre de sor Juana se hinchó de repente, como el de una embarazada de ocho meses; igual que sus senos, que alcanzaron un grosor parecido. El exorcista aplicó las reliquias en cada región del cuerpo afectada y la monja reaccionó mostrándole su lengua hinchada, negra y granulosa en señal de burla. Finalmente, el padre Surin se propuso liberarla de las ataduras, ordenando sin éxito a Baalam que adorase al Santísimo Sacramento. Desesperanzado, intentó arrojar la toalla, pero el poder divino se lo impidió.

Un día, se abrieron las puertas del convento de las Ursulinas. El duque de Orleans, hermano del rey Luis XIII, presenció conmovido durante dos días consecutivos los exorcismos realizados en Loudun, redactando luego sus terribles impresiones. Sus cartas atrajeron al mismo tétrico escenario a los príncipes de La Trémoille y a las encopetadas damas de Rambouillet y Ménage, junto a la duquesa de Aiguillon y el célebre abate d’Aubignac, quienes por nada del mundo deseaban privarse de semejante espectáculo.

El acta del escribano reflejó fielmente la expulsión de Baalam y Leviatán del cuerpo de sor Juana de los Ángeles. El triunfo del bien sobre el mal.

Años después, la propia víctima del diablo, sor Juana de los Ángeles, describía así el convulso estado de su espíritu en aquellos tremendos días en Loudun: «No creía posible una posesión sin que mediase consentimiento o pacto con el diablo; y en esto estaba equivocada. Yo no formaba parte de los inocentes, porque miles y miles de veces me había entregado al diablo por el pecado... Los demonios se insinuaron poco a poco en mi espíritu y en mis inclinaciones; de suerte que, por las malas disposiciones que hallaron en mí, me confundieron con ellos, haciéndome una misma cosa en común. Obraban, generalmente, conforme a mis debilidades y a mis deseos espirituales, y lo hacían con tanta sutileza que no me daba cuenta de que el demonio actuaba en mi interior». Con razón, el poeta francés Charles Baudelaire escribió: «La mejor artimaña del demonio es persuadirnos de que no existe».

@JMZavalaOficial