Papel
Ximo Puig: «No soy nacionalista valenciano ni nacionalista español»
Su carácter dialogante y tranquilo le ha hecho superar las dificultades de gobernar con un partido como Compromís. Se siente tan valenciano como español. Respecto a Cataluña es partidario del diálogo, que no es aceptar todas las tesis de los independentistas
Su carácter dialogante y tranquilo le ha hecho superar las dificultades de gobernar con un partido como Compromís. Se siente tan valenciano como español. Respecto a Cataluña es partidario del diálogo, que no es aceptar todas las tesis de los independentistas.
Ximo Puig, periodista con vocación política, ha pasado por todos los estamentos institucionales y públicos. Desde jefe de Gabinete del entonces presidente de la Generalitat Valenciana, Joan Lerma; diputado en Madrid; alcalde de su pueblo, Morella (Castellón); secretario general de su partido para el que fue elegido hace tan solo unas semanas y hasta presidente de la Generalitat desde 2015 apoyado por Compromís y Podemos.
–Periodo intenso el reciente. Derrota ante Pedro Sánchez en las Primarias para secretario general del PSOE, victoria sobre Pedro Sánchez para secretario del socialismo valenciano...
–Es un espacio en el que no me siento a gusto. No me siento a gusto en la confrontación, y menos en la interna. Porque se desvía muchas veces la mirada de los grandes objetivos. Los nuestros son ahora generar el cambio que necesita esta tierra. Dicho esto, los procesos democráticos que sigue el PSOE no deben resultar un demérito, al contrario. Nunca me he enfrentado a Pedro Sánchez. He defendido lo que pienso que era mejor. Él es el secretario general del PSOE, y yo, el secretario general del PSPV.
–El enfrentamiento dentro del PSOE es evidente, ¿qué se debe hacer para volver a ser la alternativa clara de Gobierno sin convulsiones?
–En estos momentos ya no hay espacio para las convulsiones. Se han tomado las decisiones por los militantes, que son los que tienen la última palabra y se han celebrado los Congresos. La democracia interna no puede ser un hándicap.
–¿Cómo se han quedado los barones tras la resurrección de Pedro Sánchez?
–Es una lectura que se ha asentado en una parte de la sociedad y del propio partido, pero no es real. Yo no me siento barón. Me siento representante de un territorio en una España de Comunidades autónomas en la que ha habido un intento de menospreciar el hecho territorial a través de las famosas baronías. La España centralista ya desapareció con la Constitución de 1978. Hay mucha gente que no se ha enterado.
–Ya, y, cuando menos se esperaba, usted hace una cita y afirma que España es una nación de naciones...
–¡¿Cómo que nadie lo esperaba?! España está definida en la Constitución. Está compuesta de nacionalidades y regiones. Me supera el debate nominalista, se da importancia a las palabras para que no haya debate real. España es, en estos momentos, un país, una nación, que está constituida por nacionalidades y regiones. La Comunitat Valenciana es una nacionalidad histórica. Lo dice nuestro Estatuto de Autonomía. Yo no soy nacionalista. Ni nacionalista valenciano, ni nacionalista español. Soy una persona progresista. Soy tan valenciano como español, y eso es lo que somos los valencianos. Ahora bien, defender los intereses valencianos es mi responsabilidad, mi convicción, mi vocación y lo que voy a hacer mientras sea presidente de la Generalitat y cuando no sea presidente. Porque me parece que no es tolerable la discriminación que hay sobre la Comunitat Valenciana. Decir eso es decir la verdad, no es ser nacionalista. Es ser valencianista, pues claro. No puedes querer al mundo si no quieres a tu propia tierra.
–¿Ahora es usted de Pedro Sánchez?
– Yo soy del secretario general del PSOE, por supuesto. Una vez superado el debate interno, sería ridículo fomentar las divisiones.
–¿Referéndum sí o no?
–El Estado de derecho es la democracia. Por tanto, creo fundamental preservar el hecho democrático. Si cuando a ti no te conviene, no aceptas la ley, ¿cómo la vas a aplicar? Todos los discursos políticos deben tener cabida en la democracia siempre que estén en contra de la violencia. Hay que ver cómo se conforman los cambios a través de los instrumentos democráticos. Y en este momento hay que respetar la Constitución y las leyes. A la vez, debe haber movimientos políticos por parte del Gobierno de España y también de los partidos de ámbito estatal. El problema territorial no es solo Cataluña, hay una serie de materias que son insoportables, que generan desigualdad. No es solo un problema de división entre los españoles y catalanes. Es también entre catalanes.
–¿Cómo se puede dialogar si una parte pone como innegociable la ilegalidad?
–Entonces la otra parte dice que no se acepta. Dialogar no es aceptar todas las tesis de los demás. Ahora bien, a través del diálogo se pueden generar espacios comunes. No habrá una solución sin el diálogo. Los independentistas tienen una base de criterios, razones, argumentos que están ahí.
–¿Puigdemont es un interlocutor fiable?
–Yo tengo respeto a todos. Por tanto, de mí no saldrá una mala palabra de un representante institucional elegido democráticamente. Nunca.
–¿Cómo es su relación con Mariano Rajoy?
–Demasiado escasa, pero de respeto. Escasa porque, entre otras cosas, estoy pendiente de una reunión desde hace muchos meses. Me gustaría que fuera más dinámica, porque el presidente del Gobierno debe saber que el problema territorial de España no es solo Cataluña. Hay problemas de asimetrías graves de ciudadanos en España a los que hay que darles respuesta. Les debería prestar más atención.
–Lleva varios intentos infructuosos de reunirse con él, ¿ha pensando en enviarle un Whatsapp?
–(sonríe) Es una buena idea. Ahora en serio, creo que el presidente debería tener una mayor sensibilidad institucional. No se puede venir solo a la Comunitat Valenciana a dar mítines.
–¿Se ve paseando por los jardines de Moncloa con él?
–Bueno, porque no quiere (ríe). Yo le invito a Morella cuando quiera. Sin problema. Otra cosa es que, en términos políticos, debe asumir la responsabilidad de lo que ha pasado en la financiación irregular del PP y que no la ha asumido. Creo que es grave para el funcionamiento de la democracia. Al margen de esto, desde la perspectiva insti-
tucional, pienso que debe haber mayor lealtad institucional.
–¿Cómo afecta el atentado de Barcelona a la Comunitat?
–Afectar, nos afecta a todos. Hace mucho tiempo que trabajamos en la prevención. Estamos en modo preventivo y se está colaborando en coordinación con todas las instituciones sin ningún tipo de partidismo o segregacionismo institucional. La Comunitat es una de las regiones más seguras del mundo que recibe millones de turistas cada año. Hay que luchar para que estos sucesos no afecten. Hay cosas que se pueden mejorar. Por ejemplo, vamos a aumentar la colaboración con las Policías Locales, a apoyar su formación, capacitación e instrumentación, y a convocar la reunión del Consejo de Seguridad autonómico.
–Se le conoce como alguien tranquilo y dialogante, ¿es de los que gobierna «despacito, despacito»?
– Cada uno tiene sus virtudes y sus defectos (ríe). Yo desde luego no me voy a autoanalizar. Intento vivir la vida y la acción política desde la seriedad y desde el trabajo, y siempre desde la humildad.
–Es el único miembro del Consell que ha trabajado este verano, ¿copiando a Cifuentes?
–¡No, en absoluto! He tenido vacaciones. He hecho pocas y me hubiera gustado más. Estaría mejor y sería más útil para todos los valencianos. Las vacaciones son buenas para la mente, para descansar, para leer, para viajar, que te ayudan a entender el mundo... Los políticos y cualquier responsable de empresa o trabajador tiene derecho y casi obligación de tomarse unas vacaciones.
–Podemos es de «Juego de Tronos», ¿los socialistas de qué?
– No me alineo con ningún tipo de secta de televisión. Yo soy socialista a fuer de liberal. El socialismo lo que garantiza es el derecho del individuo a la libertad individual. Me gustan series como «Los Soprano». Aprendí algunas cosas que pasaban en la política valenciana.
–La corrupción ha afectado a todos los partidos con poder institu-
cional. ¿Qué se puede hacer?
–Esa democratización de la corrupción a mí no me parece justa. Históricamente todos los partidos han tenido algún caso, pero lo que ha sido el vendaval de la corrupción de la Comunitat Valenciana ha sido el Partido Popular. Y en otras partes de España, también. Y el tema de la financiación irregular del PP ha llegado a unos niveles insostenibles.
–¿Se ha castigado la corrupción en las urnas?
–Yo creo que sí. Se castigó mucho. En nuestra Comunidad, el PP perdió el cincuenta por ciento de los votos. Algunos podríamos pensar que no se castiga suficientemente, pero castigar, se ha castigado. En cualquier caso, la recuperación de la democracia pasa por aislar para siempre la corrupción. El antídoto es la transparencia. Creo que se está venciendo en ese terreno.
–¿Se ha acostumbrado la sociedad a la corrupción?
–Espero que no. Eso sería una enfermedad incurable para la democracia.
–Acusan a su Gobierno de atacar la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos.
–Este Gobierno tiene un proyecto basado en la igualdad de oportunidades. Y eso significa apoyar la educación como una gran prioridad. El que fuera presidente de Uruguay, José Mujica, decía eso de «primero educación, luego educación y después educación». No ha habido un ataque a la enseñanza en los colegios concertados. De hecho, lo que de verdad hubo fue un cierto privilegio en el pasado.
✕
Accede a tu cuenta para comentar