Música
La resurrección de Benicàssim
El festival mejora sus perspectivas con un cartel mucho más competitivo que en ediciones anteriores
El festival mejora sus perspectivas con un cartel mucho más competitivo que en ediciones anteriores y una ligera españolización al dar más protagonismo en el escenario a bandas de nuestro país.
Una publicidad anuncia «Fibemos», lo que quiere decir que acaba de empezar el FIB, el clásico, el patriarca de los festivales de música en nuestro país, ese cuya trayectoria se parece a la vida humana, con sus euforias y sus profundas depresiones. No es una historia de éxito al uso la del Festival Internacional de Benicàssim, es una peripecia de superación. Acaba de arrancar la edición de este año bajo el signo de un nuevo campo semántico. Menos lamentos y más «sí se puede», como el eslogan de moda. «Fibemos», repite la marca de whisky, porque este parece el año en el que cambiar depresión por resurrección, convertir los temores en carrerilla.
El primer signo de este cambio no son sólo las palabras sino los idiomas. El público español ha vuelto al festival que fue sucursal de Reino Unido y eso se aprecia en las calles. Según la organización, la asistencia nacional se ha equilibrado este año, para el que se esperan 30.000 visitantes diarios, la mitad de ellos españoles que caminan menos achantados y ocupan las mesas en los restaurantes con algo más de confianza. Los datos suponen una ligera corrección con respecto a los cuatro de cada diez nacionales de las ediciones anteriores, a falta de conocer el funcionamiento de las entradas que se compren en la puerta durante el fin de semana.
Este hecho también se podía notar en la ocupación del camping, que este año se ha ralentizado, ya que el público español llega más tarde que el extranjero, que aprovecha la semana completa en la playa.
Todavía pueden encontrar más signos de un nuevo talante, como, por ejemplo, la apertura de puertas de la edición de ayer estaba amenizada por la charanga Banana Boom, es decir, una banda municipal de la localidad castellonense, que, en lugar de interpretar los clásicos de la canción española durante las fiestas patronales, transformó los temas de Blur, Florence & The Machine o Crystal Fi-ghters en piezas para una orquesta popular con una gran alineación de metales.
Calentando la escena
Pero claro, los espectadores españoles no han venido por el pasacalles sino porque, entre otras cosas, en la programación se ha cuidado con más sensibilidad los grupos de la Península. En la jornada de ayer, el mallorquín L. A. ocupó el escenario principal a una hora nada secundaria (las 21:00) y durante estas cuatro noches, Los Planetas y Vetusta Morla harán su aparición como protagonistas en el mismo espacio y horario. Los de Granada, en su única fecha anunciada para tocar en España, regresan a la Meca del «indie» cinco años después de aquel FIB sacudido por un vendaval huracanado que obligó a cancelar todas las actuaciones cuando ellos acababan de comenzar la suya.
Los madrileños, grandes vendedores de entradas y debutantes por aquí, calentarán la escena antes de Portishead. Además, Hinds, Nudozurdo o Joe Crepúsculo refuerzan a la Spanish Armada frente a la pérfida Albión musical. Eso sí, de lo que no había distinción por nacionalidades ni escapatoria ayer era del infernal «caloret» que avanzaba por las calles en remolinos bochornosos y los que no estaban avisados de estas temperaturas apenas daban crédito.
La edición de 2015 presenta más detalles que buscan fomentar el arraigo. El escenario principal ha cambiado su nombre de «Maravillas» (el que tenía el primer año, hace ya 21) por «Las Palmas» algo que ha generado algunas bromas sobre cuánto de perdidos en geografía españolas pueden estar los organizadores ingleses, pero que, al contrario, se refiere al Desierto de Las Palmas, un paraje contiguo a la localidad castellonense. Más detalles: Melvin Benn, director del FIB, ha fichado a Claudia Castellanos, una profesional vinculada al mundo de la música que ha trabajado trece años en Londres para los festivales de Reading y Leeds, pero que ha decidido volver a casa, a la vecina Burriana (Castellón), y cumplir las funciones de enlace con las asociaciones, colectivos y autoridades locales. «La relación con el Ayuntamiento ha sido siempre muy fluida, pero Melvin Benn se ha implicado mucho más que el resto de directores, eso es cierto. Ha sido un empeño personal», comenta Gustavo Navedo, portavoz del festival y vinculado a la organización desde hace años. «Pienso que los años oscuros del festival ya los hemos pasado. Desde el concurso de acreedores (declarado en 2013) ha habido una serie de cambios en la dirección que han resuelto muchos problemas que existían, a pesar de que los actuales responsables no tomaron el control hasta que la edición del año pasado ya estaba casi encima», señala Navedo.
Obstáculos
Sin embargo, algunas de esas dificultades tuvieron sus propias consecuencias: «Desde luego. Para empezar, afectó a que no tuviéramos un 20 aniversario el año pasado como muchos esperaban. Eso ha afectado a nuestra imagen y por eso tenemos que trabajar ahora para recuperarla». El cartel es competitivo (Florence & The Machine, Blur, Prodigy, Public Enemy, Mark Ronson, Portishead), pero la competencia también es feroz en este momento. «La competencia, la crisis... hay muchos obstáculos, pero nosotros tenemos la obligación de devolverle al FIB su imagen y su prestigio para ser el festival más importante de España», señala Navedo.
Benn podría ser el líder necesario. Un promotor musical que no se queja de la subida del IVA, un empresario experimentado que hacía años que trataba de controlar el festival donde empezó un modelo de éxito en Europa. En opinión de Benn, la identidad artística del FIB consiste en «ser relevante, contemporáneo, respetuoso con el pasado y atento con el presente. Creo que no hay que mirar con estrecheces a la música, sino ampliar horizontes. Los jóvenes no se sienten constreñidos a un estilo musical, ese es el signo de los tiempos». «El público de nuestro festival es internacional y no se trata de potenciar que vengan más de un lugar o de otro. Pero quizás sí que era la hora de ser un poco más cálidos con los españoles», comentaba el director durante la presentación del cartel de este año.
Una de las cuestiones más llamativas, en cambio, es la ausencia de grandes patrocinadores. De hecho, ninguno de los escenarios principales tiene un patrocinador comercial: el citado «Las Palmas» es un título honorífico, como el año pasado, y el segundo en importancia ha perdido el «sponsor» y este año asume el nombre de Radio 3, que ha decidido emitir la programación en directo. «Hemos logrado algunos acuerdos más pequeños que, sumados, compensan en parte esas ausencias, pero las marcas comerciales no están en condiciones de hacer en este momento un gran desembolso», añade Navedo. Para compensar estos anuncios, la Diputación de Castellón (que destina cada año 400.000 euros al patrocinio de los numerosos festivales que se organizan en la provincia) bombardeó a los asistentes con las virtudes turísticas de la tierra. Los festivales, por su parte, dejan unos ingresos de 58 millones de euros anuales en el territorio.
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