Moda

Pantalones en el armario

Conocida como la moda ‘no pants’ o sin pantalón, las pasarelas reivindican las braguitas como prenda exterior

Kylie Jenner, de Loewe
Kylie Jenner, de LoeweLifestyle

Era solo una broma. O quizá no. Aquello empezó como un flash mob de cachondeo. Los Improv Everywhere, un grupo de humoristas neoyorquinos se sacaron de la manga hace justo diez años la No Pants Subway Ride. O lo que es lo mismo, se plantaron un día en el metro de Manhattan sin pantalones. Porque sí. No había ni protesta provocada por las presiones de los jeans slim fit, pero tampoco se manifestaban para reivindicar un dobladillo bien cosido. Fueron siete. Ni caso. O sí. Porque en 2006 ya eran 150 y todos los focos se fijaron en ellos. Hasta tal punto que a alguien le debió molestar ver al personal en paños menores y aquello acabó con ocho arrestados por alteración del orden público. Las acusaciones quedaron en nada. Ahora no hay quien los detenga. El segundo domingo de enero ya se quedan (casi) en cueros en 60 ciudades de más de 25 países. Y del metro, a las influencers y a las pasarelas. Fuera de las profundidades de la estación fantasma de Chamberí.

Al lío. Quédese en bragas y échese a la calle. Con la conciencia de que alguien le mirará raro. Porque la tomarán como despistada y desarrapada. O como una víctima de una maldita puerta de un ascensor asesino que le ha hecho perder la dignidad sin darse cuenta. Ni querrán ni sabrán ver lo que es realmente, una fashionista incorregible. Adjúntese al look en las primeras salidas de ensayo unas gafas de sol contundentes para atrapar y salvar con dignidad esos ataques de reojo y las caras de estupor inquisidor. Pero camine con la tranquilidad de que las que más saben de esto ya están por medio mundo sin faldas y no a lo loco.

Después de que la pandemia convirtiera el chándal y el pijama en el único outfit justificable para una cuarentena, la estilista Dani Michelle convenció a su pupila, la modelo Hailey Bieber, para que comenzara a enseñar piernas hasta el extremo. Con la mujer de Justin convencida tras la prueba con un par de salidas programadas al asfalto y eventos varios, Michelle quiso consagrar la tendencia dándole el glamour y quitándole cualquier resquicio chabacano. Y eligió a la supermodelo Kendall Jenner, que convirtió una mañana de paseo en una venganza a lo ‘despechá’ de Rosalía. Recién separada de Devin Booker, la estrella de la NBA, calcó para ella un total look de un desfile de Bottega Veneta con un mensaje: soy libre sin tus pantalones ni los míos. Para lograrlo, se

enfundó unas bragas negras sin más sobre medias opacadas en el mismo tono. Por arriba, jersey azul marino de un punto con el toque rústico justo. A completar con taconazos de punta, bolso en negro y dorado de la casa en una mano y ramo de girasoles en la otra…. Jenner sienta cátedra de sofisticación y el no pants se asienta después de conquistar miradas en los front row de todo el planeta.

Cuando hasta Chiara Ferragni también ha caído, no hay escapatoria. Claro, que la influencer lo salva como pocas encomendándose a Gucci, que tampoco se permitiría ni para sí ni para las suyas el más mínimo riesgo de provocación barata. Ella se marca un traje sastre con su americana, pero solo con parte del pantalón dejando al descubierto una pieza de encaje negra transparente que esconde tras

de sí la braga vera.

Hailey Bieber
Hailey BieberLifestyle

En el invierno que ya se ha esfumado, ya profetizaron lo que vendría Coperni, Saint Sintra, Simone Rocha y LaQuan Smith. Pero quien ha impuesto la propuesta en su nueva colección ha sido Miuccia Prada. No se entiende Miu Miu sin sus camisetas largas que dejan todo a la vista. Y con la milanesa como abanderada, se suben al carro por méritos propios Doublet, Missino, Christian Siriano, Prabal Gurung y Dion Lee. Atención preeminente a Maximilian Davis, que ha hecho de su estreno como director creativo de Ferrragamo, toda una declaración de intenciones en su colección para la próxima hibernación: la braga se refugiará más en la malla que por la media, por aquello del frío.

En cuanto al corte, lo mismo da que sean las más clásicas, altas, bajas, fajas, tangas o brasileñas. También se contemplan los shorts reducidos a su mínima expresión bajo el término hot pants. Y, por supuesto, el body. Eso sí, por encima de la braguita real, unas medias, que pueden ser transparentes o de encaje. Pero, preferiblemente ‘tupiditas’, como diría Paqui, por poner nombre a la tendera de la mercería de cualquier barriada añeja.

En la propuesta pantless no tiene cabida hacerse un ‘Eva Nasarre’ o un ‘Jane Fonda’ ochentero.Déjese para Horteralia. Aquello no va de revivir Puesta a punto, sino más bien de un Liza Minnelli en Cabaret. Con bien de money, money en cada estilismo que se saque del armario. Porque no vale ponerse la primera braga que sobresalga del cajón, sino más bien encumbrar la prenda para darle tanta categoría que justifique que no hace falta el pantalón. Para ello, siempre funciona declinarlas en culotte joya o con una remesa de paillettes, empaparlas con un estampado para que se sepa que aquello no es un recurso de última hora o interpretarlas como un tejido de punto.

Y luego, siempre quedan las Kardashian, que son como las Campos en Sálvame.

Entran al trapo desde su libre albedrío aunque nadie las siga. En este caso, más que aferrarse a los excesos de Kim, es Kylie la que pone sus propias reglas. Que se pone ella unos calzoncillos de Loewe con medias y un abrigo de paño gris y parece que el mundo deja de ser plano. Negativo. Salvo ella, Bella Hadid y otro par más, los diseñadores no parecen convencidos de esta masculinización a golpe de gayumbos, por mucho que la saga millonaria se empeñe en hacerse su propio reality de tendencias. Bragas en femenino y femeninas. No toca mover ficha hacia la androginia en este juego.

En cualquier caso, no es nuevo que lo interior salga al exterior. Desde que Madonna encumbró el corpiño de Gaultier en el 92, los sujetadores han campado a sus anchas. Y la aterradora obsesión lencera de satén inflamable aparece cuando menos te los esperas como un zombie amenazador. Pero la braga nunca se había logrado hacer un hueco más allá de experimentos de laboratorio en alfombra roja. Tampoco significa que haya que enseñarla siempre, en todo lugar y al completo.

Para coger confianza y soltura, bien vale tantearse con una sudadera y jersey oversize a lo Hailey Bieber o de una blusa que juegue, sin serlo, a vestido camisero. Aquí siempre juegan a favor unas botas con fuerza y unos calcetines blancos. Para compensar tanta pierna descubierta. Toca echar mano de un tejido sólido y evitar las gasas y otros materiales languidecientes. Ahí está, Anne Hathaway, con un abrigo de tweed en pata de gallo que cubre lo justo y no enseña demasiado. Y si ella que nada tiene de descoque ni de insolencia deslavazada se deja los pantalones en casa, ya no hay excusas. Bragas. Bragas. Y más bragas. Hagas lo que hagas.