Casa Real
Su círculo de colaboradores: de Laura Hurtado de Mendoza al oficial Requena, el hombre con el que pasaba más tiempo que con el Rey
Una de las claves esenciales de que la reina Sofía haya acertado a lo largo de su trayectoria como consorte del rey ha sido el haberse rodeado desde el principio por una serie de colaboradores que la han ido ayudando a convertir muchas de sus ideas y proyectos en realidad. También a descartar algunas otras que, aunque a ella le parecían viables, los miembros de su equipo le hacían ver que no lo eran porque podían presentar complicaciones que las convirtieran en irrealizables. No son muchas esas personas que gozan de la total y absoluta confianza de doña Sofía, pero sus consejos y apoyo incondicional sí que son para ella imprescindibles y totalmente confiables.
Cierto es que desde que llegó a España y se estableció en aquel caserón destartalado que era entonces el Pabellón de la Zarzuela, descartó de raíz la posibilidad de elegir a algunas integrantes de la aristocracia de rancio abolengo y hacerlas damas de compañía, para que estuvieran junto a ella a todas horas, tanto dentro como fuera de su residencia. Eso la agobiaba, además de que le parecía que algunas de esas damas podían ejercer de posibles espías e ir con el cuento de lo que hacía o decía a la mujer de Franco, doña Carmen Polo.
Por eso, la entonces princesa prefirió rodearse de un puñado de personas cuya lealtad fuera inquebrantable. Una de ellas fue Laura Hurtado de Mendoza, familia retirada del marqués de Mondéjar, entonces jefe de la Casa de S. M. el Rey Juan Carlos, y que ha permanecido junto a la reina Sofía más de cuarenta años. Laura, que entró como secretaria personal de doña Sofía en 1970 y aún ahora le echa una mano en sus tareas, pero ya solo como amiga y por cariño, pasó a ser su asesora personal cuando se creó la Secretaría de S. M. la Reina y en ese puesto ha permanecido más de cuatro décadas.
Laura es dos meses menor que doña Sofía y ha sido su mano derecha en todo lo relativo a su vida privada y a la de su familia. Se ha ocupado de supervisar a las infantas Elena y Cristina y al príncipe Felipe cuando eran pequeños, y sus padres, sobre todo desde su proclamación como reyes, se dedicaron a visitar casi la totalidad de los países de los cinco continentes. Laura se ha ocupado siempre de coordinar a las mujeres de la familia real con los modistas y diseñadores que les hacían la ropa, ha viajado con la reina en muchas de sus visitas familiares por toda Europa y algunos países de Oriente Próximo y ha sido la que le ha proporcionado compañía en los momentos que doña Sofía ha estado más sola y abatida.
Esa labor de Laura Hurtado de Mendoza no se ha limitado solo a la reina Sofía, sino que la ha ejercido también con las infantas, hasta que se casaron y se marcharon de casa, e incluso con la reina Letizia, cuando llegó al Palacio de la Zarzuela meses antes de su boda. Con la prometida de don Felipe colaboró en todo lo que pudo para que su boda con el heredero saliera perfecta, algo que ella agradeció enormemente, aunque las relaciones entre ellas se hayan distanciado, dado que doña Letizia tiene ahora su propio equipo de colaboradores y personas de confianza, elegido por ella misma.
El teniente general José Cabrera, ya retirado del Ejército, ha sido otra de las personas esenciales e influyentes en la impecable trayectoria profesional de la reina Sofía. Empezó como ayudante de campo de su majestad el rey Juan Carlos en 1987 y de ahí pasó a ser jefe de la Secretaría de S. M. la Reina, que él mismo organizó y llenó de contenido a partir de 1991 hasta el otoño de 2013, momento en que dejó su puesto a pesar de la insistencia de doña Sofía para que siguiera con ella. [...]
[...] Otro de los hombres que ha permanecido años cerca de ella ha sido Francisco Requena, un oficial de la Guardia Civil también ya en la reserva del Cuerpo, que ha sido el responsable de velar por la seguridad de la reina Sofía. Ha viajado con ella a todos los países que visitaba, a veces lugares muy poco seguros y con un alto índice de peligro en sus calles. Sobre él ha caído la gran responsabilidad de protegerla, tanto en las pequeñas aldeas del altiplano boliviano donde el único modo de transporte disponible era ir a lomos de un burro –como cuando doña Sofía se empeñó en visitar en una aldea perdida a una indígena a la que prometió ir a ver para conocer a su hijo– como en las calles de Nueva York, amenazadas por otro tipo de riesgos.
Nada mejor para explicar el papel desempeñado por Paco Requena para proteger a la reina Sofía que la siguiente anécdota.
Cuando el rey Juan Carlos le presentó a un importante jefe de Estado, de visita oficial en España, al responsable de la seguridad de la reina Sofía, añadió con humor que ese era el hombre que pasaba más tiempo del año con ella, más que él, que era su marido. Para entender mejor la información, es importante señalar que Requena es un hombre de más de 1,90 de alto, rubio, de ojos azules y gran atractivo físico, según pensábamos las periodistas habituales que cubríamos la información de la Casa de S. M. el Rey.
Otro de los integrantes del equipo de la reina durante los últimos veinte años ha sido su médico de cabecera, el doctor Miguel Fernández Tapia-Ruano, miembro primero y jefe después del equipo sanitario que atiende a la familia real tanto en Madrid como en sus viajes por España y el extranjero. Fernández Tapia-Ruano asegura que doña Sofía goza de una salud de roble, conserva una increíble energía a sus ochenta años y carece, por ahora, de los achaques habituales de tan avanzada edad. [...]
[...] Terminamos ya con los integrantes de ese círculo próximo que rodea a la reina Sofía con el actual jefe de su Secretaría, el general de Intendencia Arturo Coello, que llegó al puesto en octubre de 2013 para sustituir a José Cabrera después de su marcha.
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