Elecciones andaluzas

Acuerdo de mínimos y sin respaldo

La Razón
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El diálogo social, entendido como la interlocución necesaria entre Gobierno, empresarios y sindicatos es positivo, aunque no es un fin en sí mismo. El acuerdo es siempre preferible al desencuentro, pero no significa que sea más útil. El pacto «per se» no soluciona los problemas de Andalucía e incluso ofrece una imagen de cierto inmovilismo ante los graves problemas que afectan a la región, toda vez que los mismos interlocutores han sellado alianzas de este tipo durante décadas sin los resultados esperados. Griñán quería una fotografía con empresarios y sindicatos y ya la tiene. Ya no se habla de Concertación sino de un Acuerdo por el Progreso Económico y Social de Andalucía. ¿Alguien puede estar en contra de que la comunidad progrese? ¿Existe algún colectivo que rechace la creación de empleo en la comunidad? Evidentemente, la respuesta es no. Por eso, la pregunta debe ser otra: ¿Cómo quiere este Gobierno, con las mismas políticas de hace 30 años, atajar los problemas económicos de la región? Esa incógnita no se despeja en un texto bienintencionado, pero carente de soluciones. Conviene aquí recordar una frase de Diego Valderas, cuando IU se encontraba en la oposición: «Ha sido un parto muy largo para parir un ratón tan pequeñito». Se refería a la reforma de las leyes locales aprobada por el PSOE, pero bien se podría aplicar como análisis de esta negociación en la que la Junta había puesto tanto interés. Llamar a este acuerdo la «columna vertebral» de un Pacto por Andalucía es desvirtuar el objetivo que se perseguía al inicio de las negociaciones y en las que estaban incluidos todos los partidos políticos, así como la sociedad civil.