Barcelona
Airbus hace rentable San Pablo
Atendiendo a las estadísticas que mensualmente AENA viene haciendo públicas en casi los dos últimos años, cualquiera podría pensar que el aeropuerto de Sevilla se halla en estado crítico. Pero al menos financieramente, el aeródromo sevillano cuenta con buena salud. Otra lectura sería el reflejo que sobre la sociedad tienen esos números: la falta de recursos para viajar de la ciudadanía en la actualidad y sus consecuencias macroeconómicas. Sea como fuere, la realidad es que San Pablo cerrará 2013 con un beneficio neto superior a los cuatro millones de euros registrados en 2012, pese a prever una pérdida de alrededor de 700.000 pasajeros al finalizar el año. Los resultados de septiembre, una caída del 16% (331.000 viajeros), se repetirán hasta diciembre, en 2014 se estabilizará el tráfico aéreo y, según la nueva dirección del aeródromo, comenzará a crecer a partir de 2015 de nuevo. Ya se ha tocado fondo.
Los buenos resultados económicos, en cambio, se sustentan en una política de reducción de gastos iniciada en 2012 por el anterior gestor, Eugenio Pérez Luengo –hoy gerente de proyectos internacionales de AENA–, ante la previsible reducción del tráfico aéreo y un aumento de las tarifas, al margen de los indiscutibles beneficios que reporta que Sevilla sea el segundo polo aeronáutico español, un importante componente industrial que genera mayores ingresos comerciales.
Jesús Caballero (Granada, 1980) fue el director de un aeropuerto español más joven de España. Con 28 años, este ingeniero aeronáutico dirigía el aeródromo de Melilla –junto al de San Sebastián, en el que más difícil resulta operar a un piloto– y desde el pasado 15 de junio asume el «reto» como una «oportunidad para sentar las bases» y generar un «crecimiento sostenible» en San Pablo a medio plazo. La tarea no parece sencilla. Sevilla atraviesa un momento crítico, con una caída media en 2013 del 16%, a la que hay que sumar otro 13,5% acumulado en 2012. La estrategia marcada pasa por «diversificar los mercados y no depender tanto del mercado nacional», que en la actualidad copa el 70% del tráfico que genera la infraestructura. La crisis económica ha provocado un desplome del turismo español, como se refleja en otros aeropuertos interiores como Bilbao o Madrid, y el objetivo primordial pasa por aumentar el área de influencia y multiplicar el tráfico internacional.
El camino para la reactivación está trazado, junto al consorcio de Turismo e Impulso Destino Sevilla: reforzar las conexiones con Francia (8%), potenciar el mercado en el Reino Unido e Italia y abrirse un hueco en la cuota alemana (Munich y Berlín); facilitar la celebración de eventos y rentabilizar el nuevo Fibes con actividad de congresos; y, por supuesto, ampliar el número de compañías que actualmente operan (el 85% del tráfico actual es de bajo coste), aprovechando las competitivas tasas a nivel europeo y el acuerdo de colaboración con Airbus.
Conexión con la ciudad
En 2014, no habrá inversión en infraestructuras, pero sí se mejorarán servicios como la apertura de una sala vip, inexistente ahora. Junto al Ayuntamiento, Caballero negocia cómo mejorar la conectividad con la ciudad, toda vez que la solución del Cercanías sigue sin atisbarse. «No es coherente que un billete a Roma cueste 50 euros y 30 euros el trayecto en taxi a la ciudad, aunque es algo que depende del colectivo del taxi», dijo el director, que avanzó que se trabaja en otras medidas como mejorar la frecuencia de los autocares, por ejemplo.
Caballero no cree que el abaratamiento de los trenes AVE haya hecho tanto daño porque el tráfico con Madrid sólo supone entre el 6 y el 8% del total, mientras que la conexión con Barcelona (25%), casi un puente aéreo, no es una competencia real por la elevada distancia.
En cualquier caso, el punto de inflexión no parece tan lejano en el tiempo. Si es que es cierto que el transporte aéreo se anticipa a los ciclos económicos, lo peor ya ha pasado.
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