Buenos Aires
Bosé le canta a su musa
El artista trae a Sevilla su gira «Estaré», un repaso a sus grandes éxitos
El artista trae a Sevilla su gira «Estaré», un repaso a sus grandes éxitos
uarenta años, cifra cabalística donde las haya, dan para mucho en el mundo de la música, hasta para perderse en la desmemoria de dos generaciones. No le sucede esto a Miguel Bosé, todo lo contrario, su imagen permanece intacta desde aquellas primeras apariciones televisivas junto a sus padres. Ha confesado en varias ocasiones que no conoce el anonimato porque nació de la unión de dos celebridades mundiales. El diestro Luis Miguel Dominguín y la actriz Lucía Bosé lo expusieron a los focos de la fama porque eso, el gran mundo de aplausos, la creación y el genio, era para ellos lo que el resto de la humanidad llama vida cotidiana.
Desde entonces, Miguel/Bosé, sus dos dualidades, luchan dentro de ese ser misterioso que esta noche actuará en el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla. «Estaré» es el título de la gira en la que está inmerso, un tour que le llevará a EE UU tras actuar mañana en Mérida. No habrá nada nuevo en el repertorio, pero sí será distinto el acercamiento que el artista ofrece a ese amplio cancionero que todo el mundo corea tras breves segundos de escuchar el arranque de «Nena», «Si tú no vuelves», «Amante bandido» o «Cómo un lobo». Todas se recogen en el álbum MTV Unplugged, germen de este proyecto, donde se escuchan los gritos y suspiros de las fans como si no hubiera pasado el tiempo a un lado y otro del escenario. Apasionado y experto de los sonidos electrónicos, en esta ocasión se ha dejado llevar por una producción «acústica» que no tiene nada que ver ni con la desnudez ni con la simpleza, pero sí con las continuas ganas de explorar nuevas sensaciones. «De eso tiene mucho de culpa el público», confiesa el artista en declaraciones a LA RAZÓN. «Siempre me genera una enorme curiosidad afrontar nuevas experiencias sonoras y también ahí está la celebración de mis 40 años de carrera».
La gira comenzó con fuerza, pero poco a poco se ha convertido en un verdadero fenómeno a ambas orillas del Atlántico. Un espacio que Bosé domina y por el que se mueve con total comodidad gracias a que no ha levantado el pie del acelerador nunca. Metódico, puntilloso, calcula al máximo cada una de sus apariciones ante su público, que siempre se muestra entregado por adelantado pese a lo arriesgado de sus propuestas. «Es un concierto en el que el material que se toca lo integran muchos recuerdos, muchas cosas, muchas experiencias positivas. Luego, además, estéticamente es muy bello». La explicación formal que ofrece es que se trata de una vuelta a las primeras actuaciones, aunque con una tecnología actualizada y siempre «a la italiana». Desde los años de «Bandido», grabado en 1984, trabaja en términos esencialmente electrónicos, por lo que involucrarse en un proyecto que de entrada se entiende como «desenchufado» ha supuesto un importante reto para su carrera. «Ha sido como dar el salto mortal con tirabuzón incluido. Es un ejercicio de curiosidad, como cuando hice el disco sinfónico. No es un paso hacia atrás, sino que es un experimento».
Quizás desde España, por la cercanía a su figura, sea difícil acceder a la dimensión americana de Bosé, porque es una de las figuras incontestables de la música en castellano en todo el continente. Miami, Chicago o Las Vegas son algunos de los lugares donde ya tiene confirmadas varias citas en las próximas semanas para luego pasar a México. Un país donde actuará, entre otros espacios, en la plaza monumental de Aguascalientes y en el Auditorio Nacional de la capital mexicana. Allí tiene previsto volver durante tres noches consecutivas tras haber llenado la plaza del Zócalo con más de 100.000 personas al comienzo de la gira. Una responsabilidad que pese a su larga trayectoria le sigue emocionando. «Me pongo tan nervioso antes de subir al escenario como la primera vez que di un concierto, porque soy más consciente de las responsabilidades que tengo, soy más consciente de lo que estoy manejando, y también percibo más los fallos. Las cosas que nadie nota, que nadie ve, las sé rápidamente. A los seis minutos se te va, claro, pero al día siguiente estás peor. Es algo que va a más, no a menos».
Bosé es consciente de la cima en la que se encuentra como músico y como icono. Sabe que es un ídolo internacional que con su trayectoria además se muestra más expuesto que muchos compañeros con menos peso en la cultura popular. «Creo que hice una apuesta por un tipo de música que la gente entendió muy bien pese a ser de alto riesgo. Creo que el balance es muy positivo». Tanto que en los conciertos adelanta ya que dentro de diez años estará de nuevo en los escenarios celebrando el medio siglo de carrera profesional. «Hay tanto que conocer y experimentar».
Esta noche sonará uno de los himnos, «Sevilla», quizás el tema que más espera el público andaluz por cuestiones obvias. Una canción cuya historia de fondo el cantante siempre se ha negado a confesar. «No la puedo contar, mejor que no lo cuente porque se puede liar. No hay que perderle el misterio a las cosas. Algún día saldrá la historia que hay detrás de ésta y de muchas otras que me pide la gente, porque las completa. Ésta en concreto demuestra mi amor por Sevilla, lo que la quiero tanto, tanto, que la mejor manera que tuve de devolverle algo fue hacerle una canción. Es un himno en el mundo entero, vas a Bogotá a Santiago o a Buenos Aires y como no hagas ‘Sevilla’ te queman».
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