Francia
De burgués a bohemio: el paso a la vida anárquica de los gitanos
La Fundación Mapfre muestra el nacimiento del artista moderno
SEVILLA- Bohemios y gitanos, la anarquía artificial y la deseada, son el motivo de la muestra que la Fundación Mapfre ofrece en sus madrileñas Salas Recoletos bajo el nombre «Luces de bohemia. Artistas, gitanos y la definición del mundo moderno». Una exposición, con guiño incluido a Valle-Inclán, que cuenta con los préstamos de las más prestigiosas instituciones internacionales y que permite disfrutar de un centenar de obras maestras de Goya, Watteau, Gaisnborough, Boucher, Teniers, Corto, Delacroix, Courbet, Manet, Degas, Sorolla, Sargent, Signac, Van Gogh y Pica-sso, entre otros.
Cuando los franceses burgueses de mediados del siglo XIX comenzaron a ver el tipo de vida de los gitanos llegados de Bohemia, empezó a popularizarse el término para designar a aquéllos que apostaban por una vida fuera de los cánones establecidos y vivir del arte. Esa centuria está plagada de ellos y «Escenas de la vida bohemia», de Henry Murguer, disparó el interés por ese mundo. El misterio, el mal y lo prohibido copan el modo de vida de los gitanos que dan lugar al artista maldito plasmado por Baudelaire y Van Gogh. «Las flores del mal», manual para acceder a la bohemia, marca el camino de quienes en las buhardillas y cafés de París trataron de emular a aquellos errantes cuyo único mandamiento era la libertad.
La exposición, que se puede visitar de manera excepcional mediante internet, permite al visitante ahondar en este modo de vida desde su génesis más remota con los cuadros de Goya. Según Pablo Jiménez Burillo, Director General del Instituto de Cultura de la Fundación Mapfre, «la perspectiva que se tiene hoy del artista, como un personaje independiente, que ve la realidad de una manera original, sin ningún planteamiento inicial, es una idea que se construye con la tradición de los gitanos. No sólo se trata de un pueblo errante, al margen de la propia sociedad, sino que también mantienen esa relación con otros tipos de razonamiento como lo misterioso».
El artista como ser independiente es un punto de vista muy novedoso en la historia del arte, que siguieron los más importantes creadores tanto de finales del siglo XIX como de la primera centuria del XX. Otro de los aspectos relevantes es el tratamiento de las obras, que van cambiado conforme pasan los años y se alternan los estilos. Fundamentalmente, es evidente en el paisaje, que pasa de un lugar bucólico, de referencia de lo que se cuenta, a formar parte del propio discurso del cuadro. «Todo lo que se mueve, la imagen de los gitanos, está siempre en un ámbito especial, ya no es como se representaba siempre. Los personajes están en relación con el más allá, con lo mágico», asegura Jiménez. El artista es el nuevo profeta, el nuevo Prometeo, quien abre una puerta a la creación.
Retratos, paisajes, bodegones, grandes vistas, la muestra permite apreciar de qué manera se asume un modo de vida alternativo a los convencionalismos burgueses por unos propios burgueses, que ven en la bohemia la única forma de sobrevivir al tedio de los salones de té de la época. «La vida era vivir como ellos, hoy sólo quedan los gitanos de Francia, que venían de Centroeuropa, que viven de manera comunal y con un alto grado de solidaridad entre ellos. Se trata de una idea que realmente tuvo un gran éxito y muy rápido». Aparecen en las postales, las óperas y en nuestro país hasta en una zarzuela «Bohemios».
La exposición se inicia con las primeras series de Monet ( «Almiares final del verano» y «Efecto del viento» –secuencia de los álamos–, a «Las catedrales de Rouen» o «El Parlamento» y termina con los trabajos decorativos de Vuillard, «Jardines Públicos». Entre ambos hitos se presenta la obra de Renoir, el desarrollo del neoimpresionismo, con obras de Seurat, Signac o Pisarro; el constructivismo de Cézanne; el retrato de los bajos fondos, de Toulouse-Lautrec; la huida de Gauguin y sus amigos a Bretaña; la creación del grupo de los Nabis, con Serusier, Maurice Denis, Bonnard o Vallotton, y la locura de Van Gogh. en Arles.
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