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Federico Fellini/Pablo Picasso: la ensoñación recreada

Una exposición entrelaza los universos de ambos genios, unidos por un hilo onírico, en el Museo Picasso Málaga

Las Personas Altamente sensibles viven todo de una forma más intensa,. Por eso muchos artistas son PAS.
Las Personas Altamente sensibles viven todo de una forma más intensa,. Por eso muchos artistas son PAS.larazon

Una exposición entrelaza los universos de ambos genios, unidos por un hilo onírico, en el Museo Picasso Málaga

Durante los 30 años en los que el director Federico Fellini registró cada mañana lo que soñaba, Picasso protagonizó sus sueños sólo en cuatro ocasiones. El genio cinematrográfico decidió escribir las experiencias oníricas por indicación de su psicoanalista y se acostaba con cuaderno y lápiz. Allí el niño de Rímini se quitaba el disfraz de artista de éxito, de realizador reconocido, para vivir ensoñaciones que luego tomaban forma real en sus filmes. «Y Fellini soñó con Picasso» es el título de la exposición que hasta el 13 de mayo se puede visistar en el Museo Picasso Málaga. Una muestra que funde en un espacio el universo creativo de los dos artistas. Dibujos, grabados, aguafuertes o esculturas del malagueño frente a las películas del director italiano, mezclando, tendiendo puentes sorprendentes entre ambas sensibilidades hasta el punto de fundirse, en algunas ocasiones, en un sintagma estético novedoso. Existe lo felliniano y lo picassiano, pero habrá que buscar adjetivo para la unión de ambas personalidades.

Hay que cerrar los ojos y luego vivir, soñar y crear. Fellini siempre lo hizo en color y así se puede comprobar en «Il libro dei sogni» pese a que sus primeras películas fueron en blanco y negro. En su mente siempre estaban los colores primarios, puros, sin mezcla, como en los cuadros de Picasso. Ambos comparten esta obsesión. A éste, la primera vez que lo sueña es durante la madrugada del 22 de enero de 1962. Junto con su esposa, la actriz Giulieta Masina, aparece en la casa del pintor. Escribe en sus memorias: «Estábamos en una cocina, era claramente la cocina de su casa, una enorme cocina repleta de comida, de cuadros, de colores... Hablamos toda la noche». Se sienten extraños, ajenos a su mundo, al contario que el 18 de enero de 1967, cuando ya es parte de su familia, y es tratado como un pequeño discípulo. «Toda la noche con Picasso, que me hablaba, me hablaba... Éramos muy amigos, me mostraba un gran cariño, como un hermano mayor, un padre artístico, un colega que me coloca a su altura, alguien de la misma familia, de la misma casta...». En el dibujo que ilustra esta ensoñación, el director es un trazo azul que escucha al maestro, más grande, pero ya no son los reconocibles dibujos de él y su mujer cinco años antes. Hay una mística entre ambos, un magisterio. La tercera vez, en agosto de 1968, no lo dibuja, sólo recoge en palabras lo sucedido: la falsa noticia de la muerte de Picasso. Deberán pasar 12 años, más de 4.000 noches, para que se vuelvan a encontrar. «Sueño con Picasso (más desmejorado, consumido, pero todavía muy vital) que me habla sin parar». En esta última ocasión, surge la clave de esta relación, ya que en las anteriores nunca escribe la palabra «sueño». Entiende que la presencia de los dos es real, ha sucedido, pero ahora no lo hace así. Quizás porque el pintor llevaba muerto siete años, pero incluso así le trata como a un alumno. «No te distraigas, escúchame», insiste.

Fellini y Picasso estuvieron en Cannes en 1961. Permanecieron en la misma sala viendo una película, pero no hay certezas de si se conocieron. En cambio, sí comparten tratamiento y temas. No hay frontera entre lo incosciente y lo real.No hay registros de los sueños de Picasso, que directamente los canalizaba en su creación. «Y Fellini soñó con Picasso» demuestra que son hijos de la ensoñación, del azar y de la mirada infantil. Cuando Mastroianni abrió el guión de «La dolce vita», solo había dibujos y escenas incoherentes. No entendía nada, pero Fellini no le mintió. Le mostró sus sueños, la materia pura de sus películas.