LaLiga Santander
Griezmann, a la mesa
El Real Betis, que se puso por delante, sale goleado (5-2) del Camp Nou y como colista
El Real Betis, que se puso por delante, sale goleado (5-2) del Camp Nou y como colista
Antoine Griezmann dijo, hace algo más de un año, estar en condiciones de «sentarse en la mesa» de Messi y Cristiano. Le sobraba confianza, sin duda, y le faltaba palmarés, pero desde entonces se ha entretenido en ganar un Mundial –el que no han ganado los dos figurones– y ha fichado por uno de esos clubes capaces de catapultarte a la gloria. Ayer, contra el Betis, en un partido que podía haber tenido su guasa, dos goles suyos desencadenaron la remontada del campeón. Ha pasado de las palabras a los hechos.
Ernesto Valverde no disponía de delanteros para su presentación liguera en el Camp Nou y su equipo se comportó en la primera mitad como, muy precisamente, un equipo sin delanteros. El dominio culé en el arranque fue apabullante, con una presión alta que recordaba a la de las mejores noches. La energía de Griezmann y el diapasón preciso de Busquets asfixiaban a los béticos en su propia área. Bartra y Sidnei achicaban agua, con Guardado agigantado en el mediocentro, delante de la portería de Dani Martín, aunque sólo la falta de colmillo de los locales les impedía ir por delante.
Sin embargo, el Betis conservaba algo del «anje» que lo llevó a asaltar este estadio con Quique Setién al frente. En su primera aparición, Canales robó a Rafinha, quebró a De Jong y se la dio a Loren, que detectó el desmarque de Fekir por el centro. La definición y el control del francés fueron dignos de un campeón del mundo. De un «crack». De lo que es este tipo cuando le da la real gana.
La ventaja sevillana, con tanto tiempo aún por delante, no cambió la fisonomía del partido. Los nervios, tras la derrota de Bilbao, habrían entrado en liza si el 0-1 se hubiese mantenido al descanso, pero Griezmann, en el 42, marcó lo que habían fallado antes Rafinha y De Jong al cazar un gran pase de Sergi Roberto. A los béticos se les agotaron a la vez el entusiasmo y las fuerzas, lo que facilitó una segunda mitad cuesta abajo del Barça.
Nada más reanudarse el juego, Griezmann le regaló el segundo a Carles Pérez, pero el chaval le sacó una chuleta al césped. La tele sorprendió al francés sonriendo entre sorprendido e indulgente. El siguiente balón no se lo dio Antoine a nadie. Se lo acomodó en la izquierda y la enroscó al segundo palo con un toque magistral. El segundo tanto desató al Barcelona, que se aseguró el triunfo con otros dos goles en diez minutos, ante un Betis con los brazos definitivamente bajados. Otros dos toques con la zurda, uno de Carles Pérez y otro de Jordi Alba, convirtieron la última media hora en una pachanga sin otro interés que comprobar cómo de motivados estaban los suplentes de ambos conjuntos.
Arturo Vidal, por ejemplo, siempre tiene hambre y aprovechó una asistencia de Griezmann, siempre él, para marcar el quinto. Loren replicó con un zambombazo a la cruceta justo cuando Valverde dio la alternativa a Ansu Fati, un crío guineano de sólo 16 años al que se presenta como la nueva perla de La Masía. A punto estuvo de celebrar su puesta de largo con un gol, pero cruzó demasiado su disparo. El campeón se tranquiliza y el Betis, triste, se ve sumido en la cola de la clasificación.
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