Andalucía

La barba del llanito

“Puede quedarse tranquilo el taimado e inteligentísimo Picardo, sigue en marcha el mecanismo para deshacer el Brexit”

“Puede quedarse tranquilo el taimado e inteligentísimo Picardo, sigue en marcha el mecanismo para deshacer el Brexit”

Igual que hace el Papa en la Iglesia Católica, la Cámara de los Comunes zanja los debates en el sistema parlamentario británico. El último eslabón de la cadena de mando en jerarquías tan rígidas es siempre la infalibilidad, y es sano que los ingleses todavía guarden reminiscencias del santísimo elitismo que les permitió gobernar los siete mares anteayer por la tarde, como quien dice. La muchedumbre puede opinar, pero nunca mandar. A ver si ahora nos vamos a acabar volviendo todos locos y el gran proyecto de integración europea va a quedar en manos de unos «tommys» macerados en cerveza, atestadas sus barrigas de sángüiches con pepinillo e idiotizados por las soflamas fascistas de los tabloides. «Westminster locutat, causa finita». Puede quedarse tranquilo el taimado e inteligentísimo Fabian Picardo, pues sigue en marcha el lento (pero implacable) mecanismo legal activado para deshacer el entuerto del Brexit, esa catástrofe provocada en junio de 2016 por un Premier ensoberbecido y un electorado al que timaron cuatro tahúres de garrafón. Andalucía es, influencia gibraltareña mediante, la región continental a la que en mayor medida afectaría un divorcio traumático entre el Reino Unido y la UE. Que no debería producirse porque, en las naciones civilizadas, los electos terminan desconsiderando los factores emocionales que, en ocasiones, empujan al pueblo soberano a llenar las urnas de basura. La representatividad, es decir, la delegación de la toma de decisiones trascendentes en una minoría criteriosa es la base de cualquier democracia digna de tal nombre. Lo otro es follón asambleario, aventurismo vociferante y caldo de cultivo para la demagogia más dañina. Arden las barbas de nuestros vecinos llanitos y la llamarada les chamusca ya las cejas. Pues seguimos sin enterarnos.