Literatura

Andalucía

“La soledad puede ser una magnífica compañera de vida”

La entrevista. Álex Rovira. Autor de “Amor”

El autor Álex Rovira /Foto: Connie G. Santos
El autor Álex Rovira /Foto: Connie G. Santoslarazon

La entrevista. Álex Rovira. Autor de “Amor”

Disertó sobre la «Alegría»y ahora este ensayo sobre el «Amor». Por el título, hay quien puede hacerse una idea equivocada y confundirlos con «autoayuda»...

Me pasa con mis libros. Es una reflexión sobre el amor, no solo de pareja, estructurada en tres partes: amar es la voluntad de comprender; es cuidar, que para mí es el sinónimo más evidente; y es inspirar al otro.

¿Por qué cuando decimos «amor» lo circunscribimos a la pareja?

Fíjese, que tendemos a remitirlo muchas veces al deseo, a la pasión, a la fase incipiente de una relación.

¿Será porque es lo más divertido?

Exactamente (risas). Dicen que el amor es ciego, pero lo que es ciego es el enamoramiento. El amor debe ser lúcido. Hay mucha inercia y mucha ceguera, incluso a nivel cultural. Las letras de las canciones, por ejemplo, son trágicas, simbióticas, dependientes, tremendamente inmaduras.

¿Eso significa que ese modelo sigue arraigado en los adolescentes?

Está en nuestro ADN, sobre esto no se hace pedagogía y no se habla. Vengo reivindicando hace tiempo una asignatura sobre competencias psicoafectivas, si queremos una sociedad más madura. ¿Cuánta gente hay dispuesta a todo por una migaja de amor?

Cita una frase de Faulkner: «Entre el dolor y la nada, prefiero el dolor». ¿A qué responde esa elección?

También está en nuestro ADN emocional. Siempre pongo el símil del agua: si te mueres de sed, entre no beber agua y beberla en mal estado, la beberás en mal estado. Lo mismo pasa con las caricias.

Una de las ideas del libro es que el amor se trabaja y se puede concientizar. Hemos crecido educados pensando que es una emoción.

¿Cuanto más te quieres más te peleas?

Es una falsa creencia. Las personas cuanto más se quieren más se respetan y más dialogan. La gente que se quiere discute si es necesario, pero sin pasar por la pátina del sufrimiento.

Una vez leído, ¿cómo se lleva a la práctica?

Hay que tomar conciencia sobre todo cuando estás en un momento de malestar. Hay que racionalizar cuando llevas un tiempo en una relación y hacer un balance si tienes la sensación de que das mucho más de lo que recibes. Yo esto lo he hecho. He pensado: ¿por qué soy yo siempre el que acaricia, el que rasca la espalda? Una relación la dejé por eso. Me ha pasado dos veces, una en mi juventud y otra de adulto. Ya sabía lo que podía esperar y no quise avanzar porque me estaba secando.

Es curioso que se plantea esto en el ámbito profesional, pero en el personal cuesta sentarse y decidir qué queremos.

Es inconcebible que una empresa esté semana a semana con pérdidas. Y hay personas que están en relaciones que día a día pierden energía, autoestima... y siguen. O hay masoquismo, que allá cada uno, o no puede ser. Puedes acabar fundido.

Asegura que es importante tener memoria sobre las relaciones.

Es fundamental. Yo tengo una libreta de los malos momentos porque me olvido y tiendo a perdonar. Con el tiempo, he aprendido que es importante apuntarse las cosas porque se vuelven a repetir, son patrones. Entonces echo mano de la libreta... (risas): «hoy 12 de agosto sin motivo ha habido una bronca» y lo apunto en detalle para después confrontarlo con el otro. La cuestión es si quieres vivir tus vínculos con personas de calidad.

¿La generación mejor formada de la historia necesita libros como este?

Es la mejor formada cognitivamente, pero la comprensión racional de este libro no garantiza su puesta en práctica. No hemos recibido una mirada psicoafectiva y por eso el mundo va como va, con tantas mujeres sufriendo por amor.

¿Se está perdiendo el miedo a estar solo, convirtiéndose incluso en un valor?

Creo que cada vez más. Es más, una cosa es estar solo y otra sentirse solo. La soledad puede ser una magnífica compañera de vida, como adultos es muy bueno vivir en soledad un tiempo importante.

La concepción de la pareja de todas formas ha cambiado en dos generaciones: de casarse para salir de casa a decidir no tenerla.

Es así, ha cambiado muchísimo. Yo conozco a muchos adultos, más mujeres que hombres, que dicen que solos están felices. Es un síntoma de madurez importante. Y desde esa libertad de no necesitar a nadie puedes elegir a alguien.

Después del «Amor», ¿qué vendrá?

Me seduce mucho la idea de la serenidad. En un mundo que vive tan alocado, tan estresado, con tanta angustia anticipatoria, me atrae la idea de la serenidad como el ahora.

El primer capítulo sería pegarle un martillazo al móvil.

Absolutamente. Nos hace falta vivir en modo avión.