Almonte
«Los celos desaparecieron» tras el suceso,apunta la entonces pareja del acusado
Los «celos» del acusado «desaparecieron» después del doble asesinato. Marianela Olmedo, la mujer y madre de los fallecidos en el doble crimen de Almonte, quien mantenía una relación con el acusado cuando ocurrieron los hechos, señaló en su testifical en la Audiencia de Huelva que Francisco Javier Medina era una persona «muy celosa y controladora» y que, tras el trágico suceso, «los celos desaparecieron».
Visiblemente emocionada, la testigo señaló ante un jurado popular en la Sección Primera que desde que su marido e hija murieron ha sufrido «un auténtico calvario, no tengo vida». Sobre su relación, indicó que el acusado «controlaba en todo, no me podía reír ni hablar, y me decía cómo tenía que vestirme». «Yo tenía carácter hasta que empecé con él», señaló, apuntando que el acusado tenía celos de su marido así como de otros compañeros de trabajo con los que «no le gustaba que hablara». Sobre las toallas halladas en la vivienda y en las que se halló ADN del presunto homicida, una de las principales pruebas de cargo, Marianela Olmedo señaló que las dejó «limpias y colocadas» antes de mudarse, entre el 4 y 5 de abril. «Siempre las lavaba juntas, según el color, en la lavadora con agua caliente, a 40 grados, y usaba detergente, lejía y otros productos», dijo. También constató que el día 6 de abril, cuando hizo la mudanza, mantuvo relaciones sexuales con el acusado, aunque precisó que ese día «nunca toqué esas toallas» –la defensa de Medina alega que hubo una transferencia de ADN– porque se secó con el albornoz. «Él no apreciaba a Miguel Ángel y a la niña ni la miraba», también declaró. Acerca del día del crimen, señaló que Medina trabajó en su turno hasta las 22:00 pero que cualquier trabajador podía salir por la puerta de descarga «sin ser visto» y la última vez que lo vio en el supermercado fue a las 17:00, ya que «no salió al mismo tiempo que el resto de compañeros». Olmedo señaló que el acusado llegó al domicilio «sobre las 23:35». El crimen se sitúa, según la hora en la que los vecinos oyeron gritos, en torno a las 22:00 horas. Por su parte, el suegro y abuelo de las víctimas, Mariano Olmedo, declaró: «Yo dentro de mí, lo sabía» sobre la autoría del «crimen de Almonte».
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