Galicia
Médicos sin formación, al frente del servicio de urgencias
La Sociedad Científica de Urgencias y de Emergencias Sanitarias (Semes) asegura que más de la mitad de los médicos que tienen que asumir turnos de este tipo no cuenta con la preparación necesaria. Así lo señala el presidente de la delegación andaluza de este colectivo, Fernando Ayuso, que destaca la falta de formación de los facultativos que deben hacer frente a situaciones críticas como ictus, infartos, fallos cardíacos o traumatismos graves de accidentes de tráfico.
Según Ayuso, el origen de esta deficiencia radica en la propia Administración regional, que es la que no aporta la formación continua para adquirir estas capacidades. «Un médico de familia que se dedica a la atención primaria no puede estar al frente de un servicio de urgencias o de emergencias debido a que se dedica a otras patologías distintas y de menor gravedad», señala al tiempo que recuerda que la mayoría de los casos que llegan a estos servicios son patologías tiempo-dependientes. Es decir, «si se encuentran con un paciente que necesita una intubación y no la ha practicado nunca, cómo piensan actuar», se pregunta Ayuso, que insiste en que hay que impulsar la formación continuada. Este colectivo habla de más del 50%, aunque su presidente asegura que siendo rigurosos y especificando técnicas y métodos más avanzados, el porcentaje puede subir hasta el 80%. Los recortes en personal obligan a que estas plazas estén ocupadas por facultativos que en muchos casos son interinos que llegan a las urgencias de los hospitales para cobrar las horas extra con las que complementar el sueldo.
Una muestra de la falta de preparación la señala una encuesta realizada en la zona norte de Córdoba por médicos del propio servicio a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, que señala que el 62,5% de los que realizan guardias asegura que «nunca ha realizado una cardioversión, y el 75% de los que lo han realizado, sólo lo han hecho 1-2 veces, por lo que la posibilidad de que haya un médico de guardia que no haya hecho nunca una cardioversión o solo lo haya hecho una o dos veces es del 90%». Por cardioversión se entiende la utilización de un desfibrilador para solventar situaciones como ataques al corazón o paradas cardiorrespiratorias.
Aunque pueda parecer un tópico de las urgencias, «desgraciadamente, los accidentes de tráfico, que aumentan durante el verano, son uno de los momentos en los que más se nota la falta de habilidades. Hay que saber a quién atender antes, cómo solventar un traumatismo grave, si puede haber otras complicaciones». Aspectos con los que un oftalmólogo o un dermatólogo «no están familiarizados», sentencia.
Por otro lado, en febrero Semes denunció ante la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz que hay municipios andaluces que están a más de 40 kilómetros de distancia del primer centro de urgencias. Una situación que va en contra de la renombrada «equidad» que defiende Salud, en tanto que «si viven en el medio rural no tienes la misma atención que en las ciudades, a lo que se añade que también depende del médico que te atienda».
La Junta defiende que los sistemas de emergencias están bien repartidos y que la capacidad de atención a los enfermos es elevada y rápida. Sin embargo, se trata de razonamientos meramente teóricos en tanto que «en el momento que sólo hay una ambulancia para dos o tres municipios de 3.000 ó 4.000 habitantes, nos encontramos con el problema de qué pasará cuando se den dos casos a la vez». Según datos de Semes, un episodio de cardiopatía grave debe ser atendido en los diez primeros minutos para salvar la vida del paciente o evitar, en el mejor de los casos, secuelas graves. La realidad se impone y «si tardan entre 40 ó 50 minutos porque están ocupados el resultado es evidente». Es más, mantienen que en Andalucía el umbral de supervivencia de estos episodios es del 2%, una cifra muy por debajo de otras comunidades como Galicia, donde se sobrepasa el 14%.
Otro de los aspectos que agrava esta situación es el cierre de los centros de atención primaria por las tardes, por lo que las urgencias se saturan debido a que acuden a ellas enfermos que no deberían recibir ese tipo de asistencia. «Se trata de un clásico –señala Ayuso–, que todos los años pasa, ya que si alguien se encuentra mal con una dolencia que se puede solucionar en un centro de salud acude a los hospitales con lo que el tiempo de espera se puede prolongar durante horas».
Pese a las críticas, Semes pone de manifiesto que en los últimos años Andalucía se ha dotado de unos envidiables medios de asistencia, al tiempo que recalca que estos no cuentan con un rendimiento al cien por cien si no están al frente de ellos profesionales capacitados.
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