Literatura

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«Mi lado Mr. Hyde surge por la noche»

El escritor y periodista Andrés González-Barba pretende con su última novela que el lector vea a Stevenson “con otros ojos”

En la imagen, el escritor Andrés González-Barba / Foto: Manuel Olmedo
En la imagen, el escritor Andrés González-Barba / Foto: Manuel Olmedolarazon

El escritor y periodista Andrés González-Barba pretende con su última novela que el lector vea a Stevenson “con otros ojos”

El bien y el mal conviviendo en una misma persona, una obsesión por esa dualidad llevó a Robert Louis Stevenson a escribir su obra maestra y sobre ella gira «El testamento de Mr. Hyde», última novela del sevillano Andrés González-Barba.

¿Por qué ha elegido la figura de Stevenson para una novela?

Desde siempre he sido un gran admirador, desde la adolescencia te interesan obras suyas, como «La Isla del Tesoro» o «Secuestrado». Y había una novela que me apasionaba, «Doctor Jekyll y Mr. Hyde», sobre todo por su modernidad (está escrita en 1886). Se me ocurrió una trama que combinara lo policíaco y la novela de misterio con la novela de aventuras. Ahí encajaba muy bien Stevenson. Es como una recreación de la historia de Stevenson a partir de Mr. Hyde.

¿La vida de Stevenson era un poco de novela?

Totalmente. Yo cuento una mínima parte de lo que vivió, pero él en sí es un personaje muy atractivo, plenamente literario. Era hijo de su tiempo, nació a mediados del XIX, en 1.850 y se crió en una familia escocesa tradicional. Él evolucionó, tenía un pensamiento más liberal, y por una serie de peleas que tuvo con su padre comenzó a viajar, que es un elemento característico en su vida. Y también porque tenía tuberculosis, le condicionó muchísimo esa enfermedad. Cuando rompió los lazos con su familia, se fue al sur de Francia, convivió con una comuna de artistas que trabajaban al aire libre y allí conoció a la que sería su futura esposa, Fanny Van de Grift. Y desde ahí su vida es una continua aventura.

Sitúa a las mujeres que los rodearon como un referente para él, incluso cultural.

Sí, su esposa fue muy importante porque era una persona con una gran inquietud y muy adelantada a su época. Era diez años mayor que Stevenson y cuando lo conoció estaba divorciada. Eso fue un escándalo. Fue ella quien le impulsó para que hicieran aquel viaje a los Mares del Sur porque pensaba que podía ser lo mejor para su salud.

Aquel viaje fue bueno para su salud y para la literatura...

Sí, de hecho escribieron algunas obras juntos. Es lo que se dice siempre, que detrás de un gran hombre hay una gran mujer y en el caso de Fanny Stevenson efectivamente era así.

Se decía eso porque la mujer se suponía que tenía que estar siempre en un segundo plano...

Sí, y es curioso porque si analizas las obras de Stevenson en prácticamente ninguna las mujeres tienen un papel principal. Sin embargo, en su vida personal tuvo una educación rodeado de mujeres. Debido a su enfermedad, fue cuidado por su nanny, Alison Cunningham. Ella le contó sus primeros cuentos de terror y las historias irlandesas. A pesar del machismo de esa sociedad, el elemento femenino fue siempre muy importante en su vida.

Dice que hay que acercarse a Stevenson sin prejuicios, ¿cuáles hay contra él?

Desde que murió, sus propios amigos escritores crearon el mito de que era meramente un escritor de novela juvenil. Ese prejuicio duró por lo menos hasta la primera mitad del siglo XX. De hecho, no se le introducía en las grandes antologías de escritores británicos. Después, grandes escritores españoles como Javier Marías o Fernando Savater han reivindicado su figura porque más allá de las novelas de aventuras había un gran ensayista, un gran poeta... a pesar de que tuvo una carrera relativamente corta porque murió con 44 años. Yo pretendo reivindicar esa figura para que el lector lo vea con otros ojos. «Dr. Jekyll y Mr. Hyde» es plenamente moderna porque habla de un concepto como es la dualidad del bien y el mal en una persona. Stevenson estaba muy obsesionado con ese tema.

¿Quizá sentía eso en sí mismo?

En cierto modo llevó esa vida dual porque en «Dr. Jekyll y Mr. Hyde» reflejó esa vida bohemia de sus años juveniles en Edimburgo. Eran años más oscuros, me imagino que llenos de prostíbulos, de salidas a medianoche... Como cuento en la novela, lo que conocemos nosotros es una segunda versión del manuscrito porque la primera se la dio a leer a Fanny y no le gustó.

¿Cómo compagina su tarea de escritor con la de estar todos los días siguiendo la actualidad?

Porque son dos pasiones que tengo. Por un lado, el periodismo, me exige estar más apegado a la actualidad y, por otra, puedo transformarme en esa parte más de ficción. En ese sentido, digo de broma que tengo un poco de Jekyll y Hyde. Soy más formal en el periodismo y mi lado Mr. Hyde, cuando dejo desarrollar mi imaginación, surge por la noche, que es cuando escribo y tengo más tiempo libre.