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Misivas de las «criaturitas» de los ERE

La Razón
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«Sólo le pido Don Javier que me ayude, que me eche una mano, necesito tapar los huecos que tengo, acondicionar mi local, porque ahora hace bastante frío. Pagar lo que debo y no tener que agachar la cabeza cuando me mira a la cara alguien a quien debo dinero. Con la mano en el corazón le pido que me escuche o que me dé una respuesta, necesito ayuda. Esa ayuda que usted me brindó cuando vino a visitar a mi pueblo».

Podría ser el diálogo de una escena filmada por Coppola en la que uno de tantos mendicantes se postra arrodillado ante El Padrino pidiendo ayuda o clemencia y El Padrino extiende el favor con una mueca de risa y molestia. O podría ser la Régula de los Santos Inocentes suplicando ayuda al señorito Iván. O quizás un pasaje galdosiano sobre las atenciones en la corte isabelina del Espadón de Loja y su súbdito Bodega. Distintas formas al fin y al cabo de un caciquismo cortesano, rural o italoamericano de gran ciudad que en Andalucía se estaba produciendo recién cumplido ya el siglo XXI.

El entrecomillado corresponde al extracto de una carta manuscrita que envió una ex concejal socialista de un pueblo de la Sierra Norte de Sevilla al que fuera director general de Trabajo y Seguridad Social Francisco Javier Guerrero, actualmente en libertad con cargos. La misiva, que se encuentra en el sumario del caso que instruye la juez Mercedes Alaya, la firma Verónica Galloso Villalba, de El Real de la Jara, comarca a la que Guerrero regó con más de 50 millones de euros en ayudas, de los 75 que otorgó para toda Andalucía en los ocho años que estuvo en el cargo. La carta es el singular «trámite administrativo» por el que se inicia la petición de una ayuda del «fondo de reptiles», la partida 31.L.

Ni publicación en el BOJA ni publicidad alguna, ni ningún otro trámite formal. En este caso, como en muchos otros, basta con conocer al albacea del «fondo de reptiles» y enviarle una carta a cauce de lágrima para que la chequera de la Dirección General de Trabajo se abra. No se trata de ninguna reestructuración de empresa, ni de un proceso que obligue a prejubilar a trabajadores, sino de un bar regentado por una mujer que, como muchos otros en Andalucía, ha contraído una serie de deudas en su inicio y tiene que afrontarlas. La posibilidad de conseguir dinero de la Junta depende sólo de conocer o no al director general de Trabajo o estar en la órbita del Partido Socialista. En este caso, se cumplen los dos supuestos.

El 21 de diciembre de 2006 Verónica Galloso envía a Javier Guerrero una serie de documentación de la Tesorería de la Seguridad Social. «Hasta la fecha de hoy no sé la deuda que contraigo con la Seguridad Social, pero sí decirte que esto más o menos supondrá unos 30.000 euros». Se despide con un «te deseo que pases unas felices navidades. Un abrazo». Pese a ser una cuestión particular, el fax lo envía desde el Ayuntamiento de El Real de la Jara. El alcalde, José Antonio Méndez, conoce bien a Guerrero. El ex alto cargo de Empleo fue alcalde socialista de El Pedroso entre 1995 y 1999. Ambos pueblos están a apenas 60 kilómetros de distancia. El regidor realeño también se llevó una parte de la tarta de más de mil millones de euros repartidos entre 2001 y 2010. Su mujer, como desveló LA RAZÓN, recibió 50.000 euros de subvención –de un expediente inicial de 120.000 euros– para una quesería que bajó la persiana al año de ponerse en marcha. Méndez lo achacó en su día al «alto precio de la leche».

Pasado el día de Reyes Magos, el 18 de enero de 2007, se va sustanciando la petición. Aunque el trámite para el abono del dinero también indica el salto a pídola de todos los procedimientos. La Dirección General de Empleo no tramita el pago a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), tal y como estaba establecido en el polémico convenio de julio de 2001. Basta con un correo electrónico que envía la secretaria de Guerrero a Carlos Leal Bonmati, imputado en el caso y uno de los dueños del bufete de abogados Estudios Jurídicos Villasís, que tuvo a sueldo al «conseguidor» Juan Lanzas. Leal Bonmati evitó la cárcel entregando 150.000 euros la madrugada que la juez firmó el auto de prisión.

«Por orden de Don Francisco Javier Guerrero Benítez, ruego abones la cantidad de treinta mil euros a favor de Restaurante Verónica Galloso Villalba». Le indica número de cuenta y entidad bancaria. El pago se hace efectivo en la famosa cuenta 772 a través de 12 reintegros de 2.500 euros, según detalla Alaya en el auto de prisión de Leal Bonmati.

Ante la facilidad con la que ha conseguido el dinero, a los pocos meses la beneficiaria remite otra carta a Guerrero. Esta vez escrita a máquina, pero con el mismo tono suplicatorio. «El Real de la Jara, al 09 de mayo de 2007». Comienza de nuevo el proceso para que el máximo responsable de la Dirección General de Trabajo afloje otra vez la chequera pública. «Una vez más recurro a usted, por necesitar su ayuda y no haber olvidado la visita que realizó a mi pueblo, donde encontré tantas palabras de apoyo por su parte. (...) Con la ayuda económica que usted me brindó pude saldar mis deudas con la Seguridad Social, pero como ya le comenté en su día, me inicié en esta actividad con bastantes problemas económicos (...). Me dirijo a usted, Javier, para pedirle de todo corazón que me ayude, para poder bajar las letras bancarias y cubrir poco a poco todas las necesidades de mi restaurante...».

Si a Guerrero se le ablandó o no el corazón con una de sus «criaturitas» no consta en el expediente al que ha tenido acceso este periódico, que sí recoge la colección epistolar de esta ex edil socialista que vecinos del pueblo sitúan actualmente en el extranjero. El bar, como la quesería de la mujer del ex alcalde, está cerrado. La Junta ha abierto un procedimiento de oficio para pedir el reintegro de las ayudas apelando a que Empleo prescindió de forma total y absoluta del procedimiento administrativo. De los más de mil millones que salieron del «fondo de reptiles», la Junta hasta ahora apenas ha conseguido 5,3 millones.