Sevilla
«Montero y doce más»
La titular de Hacienda y Administración Pública es la tercera consejera con más años de gestión en la historia de la Junta de Andalucía
La titular de Hacienda y Administración Pública es la tercera consejera con más años de gestión en la historia de la Junta de Andalucía
«Y, como siempre, el Gobierno andaluz está formado por doce consejeros y María Jesús Montero». El líder de IU, Antonio Maíllo, posible artífice del adelanto de la crisis del Ejecutivo andaluz tras su dura diatriba contra la presidenta el día anterior en el Parlamento, resumía la evidencia tras conocer el organigrama para los dos años que restan de legislatura con el que Susana Díaz intenta recuperar la iniciativa política desvanecida tras el frustrado intento de liderar Ferraz. María Jesús Montero (Sevilla, 1966), con 13 años de bagaje, es la tercera consejera más longeva de la historia de la Junta de Andalucía, tras Paulino Plata (15 años) y Gaspar Zarrías (17 años como consejero). Tras la titular de Hacienda van Concha Gutiérrez e Isaías Pérez Saldaña (12 años); Vallejo y Montaner (11); García de Arboleya, Carmeli Hermosín y Magdalena Álvarez, por su parte, suman una década de gestión en la Junta. Al término de la presente legislatura, Montero alcanzará a Plata y actualmente ella sola acumula más experiencia de Gobierno que todos los consejeros de este decimoséptimo Ejecutivo andaluz juntos (sin contar a la presidenta y al vicepresidente en el cómputo).
El comentario de Maíllo, a diferencia de los ataques en defensa propia a Susana Díaz en el Parlamento –tras el subterfugio del frustrado fichaje del ex coordinador de IU Diego Valderas para el (inexistente) puesto de comisionado de la Memoria Histórica– se realizaba desde el cariño, la complicidad y el reconocimiento. Montero fue la primera persona que abrazó a Maíllo tras su regreso al Parlamento, en plena terapia de recuperación de un cáncer de estómago. El líder de IU, incluso, agradeció públicamente el aliento y el apoyo de la consejera, que además es médica de profesión (licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Gestión Hospitalaria), en los momentos más duros de la enfermedad. Montero también fue la primera que atendió al fotógrafo de LA RAZÓN, Manuel Olmedo, tras sufrir recientemente un vahído en la Cámara. La titular de Hacienda, destacan quienes la han tratado, es humana y meticulosa; dura sin que por ello pierda sensibilidad hacia las personas y hacia los problemas sociales. Posee «una capacidad de manejar datos que impresiona». «Una curranta muy capaz», resumen. De su «dureza» como negociadora puede dar fe el propio Maíllo –que tuvo que tratar con ella, por ejemplo, la crisis de la Corrala Utopía que acabó desembocando en la ruptura del pacto de Gobierno de la anterior legislatura– o el líder de Ciudadanos, Juan Marín, que en pleno debate sucesorio de Susana Díaz mostraba su preferencia por el vicepresidente Jiménez Barrios debido a que «Montero es muy dura, y Susana ni te digo».
TRES PRESIDENTES
La consejera decana es la única que ha ejercido bajo tres presidentes: Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. Es madre de dos hijas y estuvo vinculada a movimientos católicos de base, formando parte del Consejo de la Juventud de Andalucía hasta que se licenció en 1990. En más de una intervención ha confesado sus inicios marxistas, moderados con el tiempo. La «muy vitalista» o «incansable» Chusa – para los cercanos– Montero es trianera, como la presidenta. Llegó al Gobierno andaluz como viceconsejera en 2002, en el equipo de Francisco Vallejo. En 2004 pasó a ser la primera mujer que ocupaba la máxima responsabilidad en la consejería con más presupuesto de la Junta. En 2012 asumió también Bienestar Social. Desde 2013 es consejera de Hacienda y Administración Pública.
Montero, que ha sonado en las quinielas para sustituir a Susana Díaz o para ser candidata a la Alcaldía de Sevilla, es militante socialista relativamente reciente (hace unos cuatro años), a pesar de ser parlamentaria por el Grupo Socialista desde 2008.
Montero une perfil político y técnico. Llegó a Hacienda «sin conocer el paño» y en poco tiempo tomó el pulso de la consejería, cerrando los ejercicios salvando el tope de déficit. Su mayor caballo de batalla viene siendo el impuesto de sucesiones y donaciones, una exigencia del socio de investidura del PSOE, Cs, y una exigencia del PP desde los tiempos de Arenas. Montero defiende que es un impuesto de ricos e, incluso, ha «bajado a la arena» de debatirlo con afectados en directo en programas de la mañana, con mayor o menor fortuna en lo que a comunicación no verbal respecta.
En la última década ha habido ocho consejeros de Educación y siete de Agricultura. Desde 2008, ha habido seis consejeros de Obras Públicas (Fomento) y cinco en Innovación. Desde que Díaz es presidenta, tres consejeros de Educación, tres de Sanidad y tres de Agricultura. Todo ello convierte a Montero, aún más, en rara avis en el organigrama andaluz y la convertía, en cuanto a capacidad reconocida, en el posible mirlo blanco de la sucesión frustrada.
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