España

Octubre rojo

Protesta de estudiantes en Barcelona contra la sentencia del procés / Foto: Efe
Protesta de estudiantes en Barcelona contra la sentencia del procés / Foto: Efelarazon

Desde París a Hong Kong; de Barcelona, Bagdad a Lima, Quito o Santiago de Chile, por razones diversas, aunque parecidas las calles echan humo. Sólo basta un pie para poner en marcha una protesta ciudadana que reclame, con justicia o sin ella, el trozo de cielo que les corresponde. El incremento del precio del transporte colectivo. El derecho a zafarse del omnipotente Estado chino o el de decidir al margen de la Constitución de España. La causa de la libertad tiene razones que las leyes no comprenden. Llama la atención que desde distintos puntos del globo, las calles acojan similares desmanes. Las conspiraciones solían ser secretas. Ahora corren por las RRSS, insinuaciones, análisis, ciertas pruebas que exponen una mano negra detrás de todo esto. Las siniestras intenciones del multimillonario George Soros. Un poder mundial, el Club Bilderberg, donde cada año se reúnen la crema de los líderes mundiales a cruzar estrategias. Sus objetivos, un mundo sin gobiernos, donde solo ellos gobiernen. En Hispanoamérica la orquesta se dirige desde La Habana. Ya tienen a su Foro de Sao Paulo y su adlátere, el Grupo de Puebla, trabajando en ello. Lidiar con esos incómodos Parlamentos es una molestia a disolver. Lo cierto es que las calles echan humo. Que coincidan ya es sospechoso (¡Oh, las RRSS!). Franceses a la moda del Gilets Jaunes, pusieron en jaque la grandeur. La antigua capital británica en Oriente reclama leyes propias. Chinos que no quieren parecerse a los continentales. Un país autónomo dentro de la gran China. El paralelismo con Cataluña es evidente, solo que aquí ya tienen eso. Bagdad y sus 40 ladrones. En Barcelona, violencia a dos intensidades se turnan para apuntalar su irrenunciable independencia de España. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el process catalán las condiciona. España adormilada. El tigre amarillo catalán está suelto y no hay quien pueda enjaularlo.

La reciente reunión continental del Foro de Sao Paulo en la Caracas bolivariana, ha fijado una agenda: La contraofensiva populista por recuperar o implantar gobiernos afines en Iberoamérica. El fallecido Fidel Castro va a ganar esa batalla después de muerto. Al ir perdiendo terreno en Colombia, Chile, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina y tal vez Bolivia; la batalla contra esos gobiernos liberales ha comenzado. Desde Colombia se retoma la lucha armada de las FARC, unidos a los insurgentes del ELN, que operan en Venezuela y sus fronteras colombianas. En Argentina, cae Macri, y el eterno peronismo renace cada mañana. En Brasil, a Bolsonaro, epítome del más rancio militarismo autoritario, se le prepara una dosis de la misma medicina. En Ecuador y en Chile, vale una excusa para incendiar las calles. Perú disuelve su Parlamento. El pueblo está harto de tanto liberalismo imperialista, el aliento de Maduro sopla ya. Expandir la revolución comunista desde la isla de Cuba, siempre fue, y sigue siendo, su principal producto de exportación. Creíamos que era o fue el azúcar y el tabaco, pero llegó el comandante y mando parar.