Arquitectura
Patrimonio ¿de la humanidad? en entredicho
Arquitectos y grupos conservacionistas dudan de la propuesta de ampliar la máxima distinción de la Unesco a la Plaza de España y la Torre del Oro de Sevilla
En tan sólo un año Sevilla ha pasado de estar en el punto de mira de la Unesco por la «amenaza» de la Torre Pelli a los monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad –la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar– a abanderar la lucha por la conservación de los entornos históricos, proponiendo incluso ampliar la distinción del organismo internacional a la Torre del Oro y la Plaza de España. Independientemente de que ambos edificios son emblemas turísticos de la capital hispalense, prestigiosos arquitectos y grupos conservacionistas critican la iniciativa del Ayuntamiento, tanto por su mal estado de conservación como por el momento en el que se plantea la propuesta, calificándola de «huida hacia adelante» del alcalde, Juan Ignacio Zoido, tras el fuerte rapapolvo que recibió la ciudad a cuenta de la proximidad del rascacielos al casco histórico.
Fernando Mendoza, Premio Nacional de Arquitectura 2008 por la restauración de la iglesia del Salvador, cree que la candidatura hubiera tenido «más profundidad» si se hubiera incluido no sólo la Torre del Oro, sino también la zona del río que se extiende hasta el puente de Triana y el frente de la calle Betis, es decir, «todo lo que fue el antiguo Puerto de Indias que tanto esplendor dio a Sevilla en los siglos XVI y XVII». Mendoza también propone la muralla de la Macarena como enclave de especial interés histórico.
En cuanto a la Plaza de España, considera que no tiene «entidad suficiente» para ser declarada Patrimonio de la Humanidad. «Su calidad constructiva es muy precaria, como todo lo que se hizo de cara a la Exposición Iberoamericana de 1929». A ello habría que sumar las «constantes labores de mantenimiento» que requiere el monumento para que esté en perfecto estado. Por todo ello, señala que la propuesta de Zoido es un «brindis al sol», puesto que el regidor «permitió que la Torre Pelli saliera sobre rasante», lo que desencadenó los recelos de la Unesco. «Es tan suya como de Monteseirín» –el anterior alcalde socialista–, denuncia Mendoza, al tiempo que reconoce que la inclusión de Sevilla en la lista negra del patrimonio mundial «hubiera sido catastrófico para la ciudad». Pese a a esta consideración, el arquitecto carga las tintas contra una organización «desprestigiada» y «sin autoridad moral». «Es un club de pacotilla donde unos burócratas toman café», asegura, y recuerda que «durante tres años no escuchó ninguna recomendación de Icomos –su órgano asesor en materia de patrimonio– ni de ninguna entidad contraria a la Torre Pelli». Y la no inclusión en la lista negra del patrimonio se debió, a su juicio, a una «maniobra de pasillo», fruto de «no sé qué ofrecimientos a países más endebles».
En unos términos parecidos se expresa el portavoz de Adepa, Joaquín Egea, puesto que la Plaza de España «es un monumento que se acaba de arreglar y ya está deteriorado» y la Torre del Oro «tiene ahora la perspectiva detrás del rascacielos y no es el momento más idóneo para pedir su declaración como Patrimonio de la Humanidad». Especialmente sangrante considera el caso del conjunto de Aníbal González que, tres años después de su restauración, presenta numerosas roturas en las balaustradas y la cerámica de los bancos, además de «un preocupante problema de inseguridad no sólo en la plaza, sino también en todo el entorno del parque de María Luisa», donde se inserta el edificio. «Ahora mismo no se dan las condiciones necesarias para que el monumento se conserve tal y como exige la Unesco, ya que está en manos de los vándalos», critica Egea, aunque también reconoce que «se merecería la distinción porque es una obra grandiosa».
Por ello, recomienda a Zoido que «conserve antes la magnificencia de la plaza» y, sobre todo, «intensifique la protección del caserío del casco histórico». Un extremo en el que el Tribunal Supremo ya dio la razón recientemente al grupo conservacionista, al declarar nulos varios puntos del PGOU que permitieron, entre otras actuaciones, la construcción del polémico proyecto Metropol Parasol en la Encarnación.
Las Atarazanas, «donde la Junta calla y el Ayuntamiento no fuerza»; la Fábrica de Artillería, «en serio peligro por su mal estado»; los conventos de San Agustín y San Jerónimo y la céntrica iglesia de San Hermenegildo son «prioridades» para Adepa antes que luchar ante la Unesco por una nueva declaración de Patrimonio de la Humanidad.
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