Barcelona

¿Sabemos detectar un golpe de calor?

Un hombre se refresca en el recinto ferial de Huelva, donde hoy se han registrado 45 grados de máxima. /Foto: Efe
Un hombre se refresca en el recinto ferial de Huelva, donde hoy se han registrado 45 grados de máxima. /Foto: Efelarazon

Una bajada del nivel de consciencia, convulsiones, temperatura alta o piel muy caliente y seca son señales de que se sufre un golpe de calor, ante el que hay que actuar de inmediato y pedir asistencia médica para evitar colapsos como los que este verano ya han causado tres muertes.

Estos son los síntomas que produce un golpe de calor, según ha explicado a Efe la vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), María Fernández, que ha insistido en que «es la situación más grave que generan las altas temperaturas», por lo que hay que ir inmediatamente a un hospital o requerir atención médica de urgencia.

En las últimas 72 horas han muerto tres personas por esta causa: en Murcia, un hombre de 48 que trabajaba en las obras de una autovía y otro de 78 al realizar labores agrícolas, y en Barcelona, un varón de mediana edad que iba indocumentado y fue localizado tendido en el suelo.

Según los datos del ministerio de Sanidad, en 2017 las altas temperaturas del verano causaron 20 fallecimientos.

Se produce «desorientación, confusión mental, fiebre que puede llegar a 40 grados, enrojecimiento y sequedad de la piel, respiración y presión cardiaca aceleradas e incluso pérdida de conocimiento», relata José Luis Eymar, operario de los servicios de emergencia sanitarios de la Comunidad de Madrid SUMMA.

Por ello, como primera medida y si la persona ha estado trabajando al sol, recomienda que se la lleve a la sombra, se la desnude, se la moje insistentemente y si es posible, se le apliquen bolsas de hielo en axilas e ingles.

Y en el caso de desvanecimiento, Eymar sugiere que se ponga al enfermo en una posición de seguridad tumbado hacia el lado izquierdo e insiste en que, ante temperaturas altas, se evite estar en el exterior y hacer deporte entre las 12.00 y las 18.00 horas, cuando hay más radiación solar.

Los expertos coinciden en que con una ola de calor hay que ingerir líquidos «cada media hora como mínimo y a pequeños tragos» y evitar el consumo de alcohol y de cafeína «porque deshidratan», según Alicia Jou, médico del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Jou recuerda que los niños y los ancianos son los más susceptibles de sufrir un golpe de calor, además de los que tienen alguna «patología de base con problemas cardiacos o renales», ya que lo que primero sufre es el riñón y la deshidratación puede desembocar en un fallo cardiaco.

«La sangre se intenta expandir y los órganos que mas irrigación necesitan (cerebro, riñón, etc) suelen sufrir y desenfocar en un fallo» detalla Jou, quien también advierte del peligro que pueden reportan algunos medicamentos con el calor. A esta lista, la representante de SemFYC, María Fernandez, añade las personas con problemas de hipertensión, a las diabéticas y a los pacientes con patología psiquiátrica severa, que «pueden no ser conscientes de que se está produciendo un golpe de calor».

Para prevenirlo, Fernández, recomienda también hacer comidas ligeras, mantener frescas las viviendas y que se eviten los «trabajos obligatorios en el exterior» o que «se hagan a la sombra el mayor tiempo posible».

Según los datos de Sanidad, de los 20 muertos en 2017 por golpes de calor, 9 estaban trabajando en el exterior, tres hacían deporte y en otros tres casos se registraron factores de riesgo ambiental o social (personas solas en condiciones desfavorables o que vivían en la calle).

El sindicato USO ha pedido que en los períodos de altas temperaturas se permita a los trabajadores reducir los tiempos de exposición al calor, se garanticen descansos periódicos e, incluso, se paralicen actividades de riesgo muy grave en la construcción, remodelación de carreteras o los trabajos agrícolas.

Los datos del pasado año reflejan que la edad media de los fallecidos se situó en los 85 años, de los que un 75 % eran hombres, y en 15 de ellos había al menos un factor de riesgo de exposición a altas temperaturas.