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Literatura

Sevilla

«Sevilla es un ente etéreo que flota sobre un mar de tópicos»

El periodista Juan Miguel Vega publica «Sevilla ingrávida», un recorrido por las formas de vivir y sentir la ciudad

El periodista Juan Miguel Vega, autor de “Sevilla ingrávida” (Foto: Manuel Olmedo) larazon

«¿Qué sería de nosotros, los astronautas, si no nos dijeran los astrólogos o los astrónomos cómo son las cosas?». Esta pregunta tan inquietante la formuló el ex alcalde de Sevilla Alfredo Sánchez Monteseirín y figura, cómo no, en las páginas del libro «Sevilla ingrávida» (Niebla), de Juan Miguel Vega. El autor no trae a colación esta mítica frase, inscrita en los anales del periodismo local, por su aparente vinculación con el título de la obra ni por su oportunidad en un supuesto análisis científico. La cita es tan popular que forma parte de la memoria de una ciudad que Vega describe apasionadamente, con sus virtudes y sus defectos, y que es «muy complicada de definir».

«Sevilla ingrávida» es una recopilación de artículos que el periodista publicó en El Mundo. «La mayor parte de ellos han sido bastante transformados, de modo que el libro tenga una continuidad». Un recorrido por el calendario en el que aparecen calles, fiestas, tradiciones y también las particulares formas de vivir y sentir la ciudad. El título tiene que ver con la propia visión de Vega, porque «Sevilla es un ente etéreo que flota sobre un mar de tópicos». Precisamente, los estereotipos siguen marcando a fuego la vida de la ciudad, ahora incluso más cuando el turismo está viviendo una época dorada. «Los sevillanos no fomentamos los tópicos, sino que en buena medida los asumimos total y absolutamente. Nos entregamos a ellos». Y pone un ejemplo. «Muchos sevillanos adecuan su manera de actuar ante la presencia de un forastero, de modo que éste percibe la presencia del tópico que define al sevillano típico y clásico». En definitiva, «tiene la necesidad de ser gracioso, de hablar de una determinada manera o comportarse de un modo concreto, ajustándose a un perfil que en su vida cotidiana no sigue».

Vega toma una cita de Pedro Salinas –«Iba a entrar en la ciudad codiciada, Sevilla (...) la ninfa esquiva y deseada»– para introducir al lector. «No codiciada desde el punto de vista material, sino espiritual», aclara, porque se trata de una ciudad «carismática, llena de personalidad y que despierta muchas expectativas en quien va a verla o enfrentarse a ella».

Con todo, Vega sostiene que Sevilla «no es una ciudad que se enfrenta a un enemigo perverso que quiera acabar con ella». Su principal problema radica, a su juicio, en la «escasa capacidad del sevillano de rebelarse contra los tópicos que maniatan su progreso».

El casco histórico se llena de turistas mientras algunos barrios se desangran por el paro y la pobreza. Es la cruda realidad de una ciudad de contrastes. «Sevilla es hoy en día mucho más que el centro, éste puede ser el 10 por ciento», subraya, al tiempo que reconoce que en el imaginario colectivo, «particularmente de los políticos, se sigue entendiendo que Sevilla sólo es el centro». «Se han hecho intervenciones modernizadoras en el casco histórico que se podían haber llevado a cabo en otros muchos lugares».

En esta línea, conocedor de la actualidad, Vega mantiene que «Sevilla, históricamente, ha tenido mala suerte con sus gobernantes». «Me parece lamentable, por ejemplo, que no tengamos una red de metro». Todo ello en una ciudad que «está en el mapa desde el minuto uno».