ERE
Susana y los José Antonio
Pese al ruido originado por la veloz marcha de Griñán al Senado en apenas cinco días –barullo entremezclado con algún atronador silencio en forma de voto ausente–, no es sin embargo el dimitido presidente el primer José Antonio que busca refugio en la Villa y Corte. Porque, para aforamiento polémico, sin duda el del ex consejero de Empleo y ex secretario provincial del PSOE de Sevilla José Antonio Viera. ¿O acaso no fue vergonzante –ahora que la nueva presidenta Díaz no deja de avergonzarse en cada entrevista– el haber incluido a Viera en las listas al Congreso en noviembre de 2011 cuando tantos indicios había de su presunta relación con el caso de los ERE y de las ayudas a empresas? Incentivos y subvenciones en gran número sin justificar o sin documentar debidamente –el verdadero escándalo de la supuesta trama– y que de manera sospechosa fueron destinadas en su mayoría a empresas y a ayuntamientos sevillanos como si de una coincidencia de la juez Alaya se tratase. Pero Griñán y Viera, amén de su aforamiento, comparten otro curioso paralelismo: ambos, antes de su marcha a Madrid (y ya se sabe que de Madrid al cielo), tuvieron a sus órdenes de número dos a la misma Susana Díaz que algunos comentaristas malévolos han comenzado ya a apodar como la «killeresa». De momento lo único cierto es que Griñán ha devenido en senador sin el honor de haber obtenido el habitual amplio respaldo de la cámara autonómica de procedencia. Y que consejeros de su confianza y trayectoria probablemente más recta que la del citado Viera, véase Carmen Aguayo o Antonio Ávila, han sido enviados al desolladero en mitad de la plaza pública sin que los crónicas del Nuevo Tiempo hayan derramado excesivas lágrimas. Ahora bien, ¿qué estará pasando por la cabeza del preimputado y aforado ex secretario general del PSOE sevillano? ¿Conservará intacta su memoria? ¿Se verá obligada la nueva presidenta a tener que decir aquello de qué hay de nuevo, viejo?
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