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Un estudio de la US analiza la usurpación de la identidad de personajes famosos en Twitter

Ana Mancera, autora del estudio
Ana Mancera, autora del estudiolarazon

La profesora Ana Mancera Rueda, del Departamento de Lengua Española, Lingüística y Teoría de la Literatura de la Universidad de Sevilla, ha desarrollado una investigación sobre los perfiles falsos o fakes de personajes públicos en la red social Twitter y el uso del lenguaje que se hace en ellos. El estudio se plantea si la usurpación de la identidad de un personaje público es una práctica habitual en Twitter, en qué casos se permite, qué efectos puede tener la parodia sobre la imagen y el rol social de una persona conocida, o en qué medida los mensajes publicados por los suplantadores en dicha red social pueden identificarse como manifestaciones de descortesía, e incluso de violencia verbal.

Basándose en los planteamientos del análisis del discurso y de la pragmática sociocultural, la profesora Mancera ha llevado a cabo un estudio lingüístico de 5.030 mensajes publicados en más de medio centenar de perfiles de Twitter, todos ellos de carácter paródico y en los que se usurpa la identidad de un personaje de cierta relevancia social. Estos se han agrupado en distintas categorías en función del ámbito al que pertenece el sujeto parodiado, como la política, los medios de comunicación, el deporte, la realeza, etc. Como ya puso de manifiesto Henri Bergson, la parodia pretende destacar la parte de automatismo que el personaje al que se imita ha dejado introducir en su persona, sus hábitos o su idiolecto, es decir, su manera de expresarse. Por ello, “las presentaciones del personaje parodiado en la biografía de todas las cuentas analizadas suelen llevar al extremo tales características, como primer paso para reelaborar la nueva identidad del sujeto parodiado. Por ejemplo, desde el perfil Naniano Rajoy se recurre constantemente al dígrafo sh para ridiculizar la forma de hablar del presidente del gobierno”, explica la profesora Mancera.

Esta investigación ha permitido identificar tres macroestrategias utilizadas por los autores de tales cuentas: el desarrollo de actividades de pretendida autoimagen por parte del sujeto parodiado; los ataques a la imagen de los internautas; y la ejecución de actos de amenaza a la imagen de terceros. Con tales estrategias se persigue dañar tanto la imagen social del personaje público como su imagen privada, “quizás más vulnerable, por encontrarse más próxima al ego. Por ejemplo, mediante ataques hacia su orientación sexual y destacando sus defectos físicos, o poniendo en duda su facultades mentales, lo que contribuye a deteriorar su imagen de autonomía”, según la profesora Mancera. Mediante un juego de carácter polifónico, se simula que es el propio sujeto cuya identidad se ha suplantado quien toma la palabra para manifestar puntos de vista que transgreden los límites de lo políticamente correcto, o para mostrar una actitud despreciativa hacia los propios seguidores de la cuenta paródica, con lo que se amenaza también su imagen de afiliación. Además, como ha tratado de demostrar la profesora Mancera, la mayor parte de estos tuits se sirve de recursos lingüísticos de distinto tipo, que les confieren un carácter ofensivo. E incluso en ellos se recurre a la violencia verbal. Sin embargo, la Política de Suplantación de la Identidad de Twitter permite la publicación de dichos mensajes, con la única condición de que se especifique que esta se lleva a cabo desde un perfil paródico.

La profesora Mancera recuerda la afirmación del periodista italiano Roberto Saviano, quien aseguraba en un artículo de opinión que insultar en las redes sociales no es libertad de expresión, sino una manera de difamar a la que recurren personas que se nutren de la fama de los demás. Algo que, a juicio de la investigadora, “por desgracia, se ha convertido en una estrategia cada día más recurrente. Con ella no solo se persigue deteriorar la imagen de un personaje público amparándose en el anonimato, sino también tratar de incrementar el número de seguidores en Twitter por medio de la ironía y del humor verbal, con textos que, a pesar de su carácter ofensivo, son marcados como favoritos y retuiteados, es decir, reenviados por miles de usuarios, lo que convierte a estos mensajes difamatorios en contenidos virales que alcanzan una considerable difusión”. Los resultados de este estudio acaban de darse a conocer en RILCE: Revista de Filología Hispánica, publicación de la Universidad de Navarra que cuenta con uno de los mayores índices de impacto en el ámbito filológico. Este trabajo forma parte de una línea de investigación sobre el análisis del discurso mediado por ordenador que la profesora Mancera viene desarrollando desde hace varios años y que hasta el momento se ha concretado en la publicación de las monografías El discurso político en Twitter y El español coloquial en las redes sociales, así como de diversos artículos de investigación realizados en colaboración con Ana Pano Alamán, profesora de la Universidad de Bolonia.