Sanidad Pública
«¿Y si mi hijo con seis años aún no habla?»
Padres y madres de niños con trastornos narran las irregularidades de un sistema en revisión que tampoco supone una panacea
Padres y madres de niños con trastornos narran las irregularidades de un sistema en revisión que tampoco supone una panacea
Marcos nació en enero de 2011. Era un niño normal y pronto fue a la guardería. Pero pasaba el tiempo y no hablaba. Su madre, María José, empezó a notar que su comportamiento no era igual que el del resto de sus compañeros. Lo llevó al pediatra. «No se preocupe, hay niños que hablan antes y otros después», le dijo. Y esperó. No demasiado, porque tenía la angustia lógica. En una de las siguientes visitas fue derivado al otorrino. A Marcos le operaron de vegetaciones y lo mandaron al neuropediatra. Tenía tres años y medio y del retraso en el habla previo pasó a ser diagnosticado con un TEA (Trastorno del Espectro Autista). «No estuvimos ni dos minutos en la consulta y me dice: ‘su hijo tiene autismo’. Ni lo miró a la cara», lamenta María José. El mundo se le vino encima a la familia que costea dos sesiones de logopeda a la semana desde entonces. «No me fiaba», recuerda. Hace un año, en Torrecárdenas, el neurólogo pediático Javier Aguirre precisó que Marcos sufre un retraso madurativo, un trastorno generalizado del desarrollo, y necesita estimulación, pero aún permanece en lista de espera. Desde abril de 2015 le ha realizado dos valoraciones. «Queremos que reciba Atención Temprana porque es un derecho que él tiene», dice su madre sin poder contener las lágrimas de desesperación. Sabe lo importante que son esos meses perdidos para su hijo y que pronto cumplirá seis años y quedará fuera del sistema público Alborada. «Me siento engañada, mi hijo ha perdido un año. ¡Ya dice mamá! Pero tiene que seguir. Y en enero... ¿qué pasa si no habla? No podemos esperar a que aprueben una ley. Susana Díaz quiere privatizar el servicio y que los padres nos busquemos la vida», lamenta. Entre sesiones y desplazamientos, a esta familia se le irán 500 euros al mes. Ella trabaja en una cooperativa en el «mar del plástico» almeriense.
Casos como éste se repiten por toda Andalucía y es uno de los han acabado en la Fiscalía del Menor, que tiene claro que la Administración autónoma ha de poner todos los recursos «sin limitaciones», para que no se vulneren los derechos de Marcos. «Le pido a Susana Díaz que ayude a los niños con trastornos, que no los deje en la cuneta, que ponga profesionales en las escuelas y refuerce los CAIT (Centros de Atención Infantil Temprana). Si mi hijo no habla, yo hablaré por él e iré donde haga falta. Estamos luchando por que reciba dos sesiones de 45 minutos con las que podría avanzar mucho. Mi hijo cumplirá seis años y seguirá teniendo el trastorno», insiste.
Los esfuerzos de la Junta por regularizar el servicio –se aprobó un decreto en abril– resultan insuficientes. Se crearán nuevas unidades de diagnóstico y se pretende reducir el tiempo de espera, pero admitiendo que la dotación presupuestaria –ampliada este año en 4 millones– es insuficiente para dar la media de ocho sesiones mensuales que precisan los menores –sólo garantizan cinco–. Todo esto, ignorando casos como el de Marcos, que cumplirá seis años y no tendrá derecho ni a 45 minutos a la semana.
En Roquetas, Rita Navarro se ve en una tesitura similar. Costea a 25 euros la sesión un logopeda privado dos veces por semana para su hija Ana Belén, que es su vida. El SAS le diagnosticó en 5 minutos un trastorno del espectro autista. Hoy tiene 5 años. «Le falta habla y socialización». En su colegio está en un aula específica TEA –en su clase hay otros cuatro menores con trastornos– y por ello, afirma, le deniegan la Atención Temprana. Su madre solicitó por escrito la causa por la que le era rechazada la petición, pero la Junta se niega a volver a valorarla. El pasado miércoles su caso fue llevado a la Fiscalía por la Plataforma de Atención Temprana. «El colegio está muy bien pero es poco, el caso de mi hija lleva mucho retraso. Con ayuda, avanza y lo haría mucho más. Necesita un psicólogo y un logopeda. ¿Y en verano qué hago con ella? ¿Está sana? Mi hija no es un mueble», se lamenta Rita que espera desde octubre de 2015 una respuesta. «Si un pediatra atiende a niños de hasta 14 años, hay que conseguir que la Atención Temprana no sea sólo de cero a seis años», insiste.
La Plataforma de Atención Temprana se siente «ignorada» por el PSOE, pues lleva «casi un año» pidiendo que le reciba «sin éxito». Las familias están indignadas: «Las nuevas condiciones del acuerdo marco sólo hacen que sigan, y aumenten los estados de ansiedad, depresión y frustración». «Nuestros pequeños son un lastre para el partido del Gobierno de Andalucía, presidido por Susana Díaz, que siempre presumió de estar con los más débiles».
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