Valladolid
Crecer con los más pequeños: un aprendizaje diario
Marisol Justo, con treinta años de experiencia en Valladolid, es un referente en todo el mundo en la educación de niños de 0 a 3 años
«El Jardín de la Marquesina», centro privado de educación para niños desde los cuatro meses hasta los tres años, abría sus puertas allá por 1982 en Valladolid. Por entonces, ni siquiera se hablaba de conciliar vida laboral y familiar, aunque Marisol Justo y sus entonces dos socias se empeñaron en ello. Asegura estar «tan ilusionada y motivada por seguir aprendiendo y ofrecer lo mejor a los niños como el primer día». Una buena receta para salvar la crisis. Gloria también sigue al pie del cañón y aporta a diario su granito de arena, con la gestión administrativa del centro. Ambas complementan su trabajo a la perfección frente de esta escuela que acepta cada año a un máximo de 32 alumnos. Junto a ellas, Vanesa, Rosa e Isabel atienden a los pequeños a partir de un programa propio, centrado en el desarrollo de capacidades del menor y su aplicación en todos los ámbitos. «Todos tenemos alguna habilidad especial», explica Marisol, quien remarca que «cuando los niños se escolarizan de forma temprana, aprenden mucho». Y ahí está la clave. Un bebé que hace cosas por sí mismo es más feliz que el que depende del docente o los padres. «Por ese motivo, trabajamos mucho el desarrollo de hábitos de autonomía». En este contexto, argumenta que «el niño que piensa que es capaz, valioso; que hace cosas por sí mismo, va sentando las bases para conseguir una correcta autoestima. Sin embargo, el que depende de los adultos, interioriza el mensaje contrario». Por eso, «es necesario que aprendan a afrontar esas pequeñas frustraciones diarias que supone la vida en sociedad cuanto antes». En el día a día de «El Jardín de la Marquesina», apunta, «no ponemos techo, en ningún aspecto. Les animamos a trabajar lo que se hace en otras edades, pero desde un nivel básico».
El perfil de los padres
Preguntada sobre el perfil paterno, indica que «ha cambiado muchísimo, sobre todo en la edad a la que se tiene el primer hijo, a lo largo de estas tres décadas». También en otro sentido: «los padres son mucho más conscientes hoy, a Dios gracias, de las necesidades educativas de los primeros años». En la década de los 80, sólo les pedían que estuvieran bien atendidos. Hoy, por el contrario, «se nos anima a estimularlos y se nos piden sugerencias». Algo que, a juicio de Marisol, es normal: «se supone que la sociedad nos exige saber ser padres, aunque no nos hayamos preparado para ello», si bien, «ya somos más conscientes de nuestras carencias, y nos lanzamos a preguntar».
Marisol insiste, igualmente, en una idea que muchos padres habrán escuchado: «cuanto más similares sean los mensajes que el niño recibe en el ámbito familiar y escolar, mucha mayor interiorización de esos mensajes va a haber».
Y rompe una lanza en favor de la educación desde la edad más temprana, porque «los bebés, es evidente, a quienes más necesitan es a sus padres, pero también estar en contacto con otros chavales para desarrollar habilidades como compartir, esperar turno...» y bromea: «a todos les cuesta, pero es algo que también le sucede a algunos adultos».
Su trabajo sí tiene premio, la confianza. «Tenemos a hijos, primos y hermanos de antiguos alumnos». En su caso, el boca a boca ha sido clave, porque mantener un centro tan familiar y donde prima la calidad, sin ayudas públicas, «resulta muy complicado», concluye.
De cerca
Marisol Justo de la Rosa forma parte del Claustro de Profesores de Honor y es secretaria general de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles. La docencia es su vida. Basta con hablar con ella un momento. La vive. Autora de materiales y métodos educativos para niños, tiene publicados libros y trabajos para editoriales como Bruño, Trillas o Edelvives. Con esta última lanzó en 2005, para el primer ciclo de Infantil (0-3 años), «Dimensión Nubaris», tras décadas de investigación, de revisar y rehacer programaciones. «Ni siquiera en la editorial tenían confianza en que fuera a tener una buena salida», ironiza. Hoy, está en multitud de centros de toda España y ha sido traducida al catalán y al gallego.
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