La relajación en la prevención provoca que haya unos accidentes laborales más graves

VALLADOLID– Comisiones Obreras y UGT han detectado que, pese a que hay menos accidentes laborales por la caída de la actividad y porque en ocasiones no se declaran, que los identificados cada vez son más graves, por una relajación en las prácticas de prevención.

Durante el año pasado, las cifras de siniestralidad laboral siguieron en caída por la situación de crisis. Según los datos que maneja la Junta, 40 trabajadores fallecieron durante su jornada laboral en 2013, tercer más que el año anterior, lo que representa una subida del 48,15 por ciento.

Este dato contrasta con el buen comportamiento en la cifra global de accidentes laborales en la Comunidad, 18.291, con una merma del 5,93 por ciento, y 1.153 siniestros menos. Los accidentes leves, 18.052, se redujeron en 1.161, con una rebaja porcentual del 6,04 por ciento. Por lo que se refiere a los accidentes graves, se contabilizaron 199, un 2,45 por ciento menos y cinco por debajo a los sufridos en 2012. Por sectores y en términos globales, los accidentes laborales descendieron en la construcción (2.070), un 25,57 por ciento; en la industria (5.041), un 10,7 por ciento; en los servicios (9.726), un 1,84 por ciento, y en la agricultura (1.454), un 0,95 por ciento.

El secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de CCOO en Castilla y León, Mariano Sanz, y la secretaria de Política Social de UGT, Carmen Campelo, asumieron, en declaraciones a Ical, que hay menos accidentes porque hay menos actividad, pero también porque no se declaran muchos de ellos, ante la precariedad en la contratación y el miedo a perder el empleo.

Además, advierten de que los que se registran son más graves porque se está relajando la atención a la prevención de riesgos laborales.

Campelo indicó que «evidentemente, desciende el empleo y hay menos siniestro», pero a su juicio, la mayor causa de este problema, que hace que «se invierta de forma brutal la pirámide estadística, es que hay una infradeclaración de siniestros leves y graves, porque el trabajador, en precario y con miedo a perder su empleo, acepta no declarar si sufre un siniestro».

Una situación que también ha detectado la propia Fiscalía, ya que «las denuncias han descendido o se abandonan a mitad del proceso». Por su parte, Sanz incidió en que «la gente no se atreve a reclamar, porque no tiene la garantía de mantener su trabajo, por la precariedad en la contratación».