Castilla y León

Los abulenses aclaman a la Reina Sofía tras abrir el ciclo musical Ciudades Patrimonio

La madre del Rey aprovecha para orar ante la tumba de Adolfo Suárez en el claustro de la catedral

Doña Sofía, María José Salgueiro, Alicia García y García Burillo, escuchan el concierto
Doña Sofía, María José Salgueiro, Alicia García y García Burillo, escuchan el conciertolarazon

Con la alegría que siempre le produce volver a Ávila, en palabras de la Reina Sofía, y el gozo de ver como arranca un nuevo ciclo musical de las Ciudades Patrimonio. Así se sentía la Reina Sofía tras presidir en la catedral del Salvador el concierto inaugural del III Ciclo «Música de Cámara en las Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España». Los ¡Vivas! a la Reina Sofía se sucedieron a su llegada, y más tarde al abandonar la Seo, rodeada siempre del cariño de los abulenses.

La madre del Rey disfrutó de la música de Bach, Palestrina, Teleman y D’Anglebert interpretadas por el Consort de Violas Fundación Mutua Madrileña. Doña Sofía estuvo acompañada por, entre otros, el alcalde de Ávila y presidente del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad, José Luis Rivas; la delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro; la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García; y el obispo de Ávila, Jesús García Burillo.

José Luis Rivas expresó en nombre de los abulenses la satisfacción de todos por tenerla una vez más en la ciudad, y le dio también las gracias por apoyar este proyecto, en nombre de los alcaldes de las quince Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

Al término de la actuación, la Reina Sofía saludó uno por uno a todos los músicos, comentó las piezas con ellos, así como aspectos de la interpretación que la habían gustado especialmente, y prometió que iba a asistir a todos los conciertos. «Si por mi fuera iría a todos, a todos, lo que pasa es que a veces surgen imprevistos», señaló Doña Sofía. «¡Me gusta tanto, tanto el Barroco!», exclamó.

Tras el concierto, y acompañada de las autoridades, se dirigió al claustro catedralicio donde reposan los restos de Adolfo Suárez y su esposa, Amparo Illana, donde permaneció unos minutos en silencio y llorando ante la tumba del primer presidente de la democracia.