Castilla y León

Los puntos de encuentro aseguran a 24.410 menores la relación con sus madres y padres

El Gobierno Herrera incrementa este año el apoyo a estos centros para reforzar la atención

La consejera Alcia García conversa con la presidenta de Aprome, Marisa Sacristán, en su visita al Punto de Encuentro Familiar de Valladolid
La consejera Alcia García conversa con la presidenta de Aprome, Marisa Sacristán, en su visita al Punto de Encuentro Familiar de Valladolidlarazon

Los dieciséis Puntos de Encuentro que existen en Castilla y León han permitido que, desde su puesta en marcha hace trece años, un total de 24.410 menores -2.660 en 2015-, el derecho a relacionarse con sus progenitores. Así lo destacó la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García, durante su visita a uno de estos centros en la capital vallisoletana.

En este sentido, reiteró que la atención a la infancia es una de las prioridades de su departamento. Por este motivo, afirmó que este año la Junta aumentará un 14 por ciento -unos 160.000 euros- la inversión en estas instalaciones, que servirá para mejorar la atención y facilitar el bienestar y los derechos de los menores.

Y es que, de esta manera se proporciona a los niños un lugar neutral donde poder expresar su sentimientos y necesidades en relación a la situación familiar.

Alicia García indicó que la atención profesional gratuita facilita que los menores puedan mantener relaciones con sus familiares durante los procesos y situaciones de separación, divorcio u otros supuestos de interrupción de la convivencia familiar, hasta que desaparezcan las circunstancias que motivaron la necesidad de utilizar este recurso.

Asimismo, agradeció el trabajo, esfuerzo y dedicación de los 82 profesionales que trabajan en los dieciséis centros de la Región.

La presidenta de la Asociación para la Protección del Menor (Aprome), Marisa Sacristán, reconoció que la actividad de los Puntos de Encuentro Familiar se ha mantenido durante los últimos años aunque se mostró esperanzada en que llegue un momento en que baje para poder realizar una labor más preventiva. «Es una tarea difícil pero enormemente gratificante al comprobar que se ha ayudado a los niños», consideró. De ahí que sean lugares lo más acogedores posible, con habitaciones decoradas en función de la edad de cada menor, para que los niños y adolescentes puedan expresar sus sentimientos y necesidades en relación a la situación familiar.

Además, destacó que en Castilla y León «no hay listas de espera» y que, pese a la dispersión de nuestra Comunidad, «los menores estén como mucho a treinta minutos de uno de estos centros».