Castilla y León
Más de veinte rutas turísticas revitalizan las cuencas mineras de toda Castilla y León
La iniciativa propone al visitante descubrir museos únicos, monumentos y lugares históricos, hacer senderismo y entrar a una mina abandonada para recorrerla por dentro y saber cómo es la vida de un minero
Más de veinte rutas turísticas revitalizan las cuencas mineras de todo Castilla y León, mostrando al visitante el mejor patrimonio industrial con el que cuenta la Comunidad y su legado, para que pueda empaparse de la importancia que ha tenido este sector a lo largo de la historia para los castellanos y leoneses.
Cada día son más los que disfrutan recorriendo viejas fábricas, antiguas estaciones de tren o minas de carbón y oro ya en desuso. Este dato no ha escapado para la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta, que propone al turista, mediante tres divisiones geográficas (norte, centro y sur), los mejores lugares para ver, aprender y disfrutar.
La actividad minera es una industria, a pesar de los esfuerzos de muchos colectivos, al borde de la extinción en toda la cornisa cantábrica, donde su presencia ha sido muy fuerte a lo largo de los siglos.
Así, la ruta del norte (la que ofrece más puntos de interés), empieza con un viaje al pasado, a Las Médulas, un misteriosos paisaje leonés resultado de las explotaciones en busca de oro de la época romana, y que fue declarado hace veinte años como Patrimonio Mundial por la Unesco. Esta mina fue la mayor a cielo abierto del Imperio Romano y es visitable.
Resultan imprescinsibles en las cercanías el Museo del Ferrocarril y el de la Energía, ambos en Ponferrada, así como el Pozo Julia, en Fabero.
Fue la Asociación de Mineros «Cuenca de Fabero», así como el Ayuntamiento, los que decidieron abrir al turista estas conocidas minas de carbón, donde se puede visitar una reproducción de una galería mediante vista guiada y el resto de dependencias, originales de los años 50.
Ya en Palencia, el Centro de Interpretaciónd e la Minería de Barruelo sumerge a quien lo visita en un modo de vida que pertenece al pasado. Se trata de un complejo museográfico que cuenta con una exposición interactiva y una mina visitable, donde se puede pasear por galerías y rampas mientras se simulan, con sonidos reales, las explosiones de dinamita.
En Burgos, los amantes de la historia pueden conocer las Salinas Reales de Poza de la Sal, mandadas construir por Felipe II.
Además, los amantes del deporte encontrarán en el Sendero Minero de San Adrián de Juarros una ruta que descubre nueve pozos de carbón y una calera en un recorrido para todas las edades.
La ruta central lleva al visitante a conocer el oficio del molero y la fabricación de ruedas de molino que se llevó a cabo en el municipio soriano de Trévago desde la época de los celtas.
En Salamanca, las antiguas canteras de piedra del paraje de «Las cocinitas» son parada obligatoria para los amantes del artes, pues es el origen de la maravillosa piedra dorada con la que se construyeron las Catedrales, la Plaza Mayor o la fachada de la Universidad salmantina y son las características de este mineral las que posibilitarron el nacimiento del estilo plateresco.
Ya en la ruta sur, la Casa de la Moneda de Segovia, un edificio de 1583, diseñado por Juan de Herrera, muestra al turista en todo su esplendor la arquitectura industrial más antigua de España y una de las más de Europa.
Finalmente, la Mina Ceferina de El Hoyo de Pinares, en Ávila, muestra dos galerías de más de 50 metros de profundidad que datan del siglo XIX, cuando la priedra se trabajaba a mano para conseguir extraer de ella el cobre y, en menor medida, plomo y zinc.
Son todos estos lugares, y muchos otros, los que muestran el fuerte vínculo de esta tierra con sus recursos.
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