Valladolid

«Mi próxima película de animación, sobre la carrera espacial, se estrenará en dos años, y Tadeo Jones 2, en 2016»

El director de cine Enrique Gato, natural de Valladolid, aunque residente desde hace muchos años en la capital de España
El director de cine Enrique Gato, natural de Valladolid, aunque residente desde hace muchos años en la capital de Españalarazon

Tadeo Jones no ha sido cualquier cosa. La -para muchos- mejor película española de animación de la Historia, que arrasó el año pasado en taquillas de España e Iberoamérica, obra del vallisoletano Enrique Gato, ha dejado el listón muy alto.

La sombra de Tadeo es alargada, reconoce el director, que llevó las riendas de un trabajo que firmaron más de 500 personas y del que se siente orgulloso, pero considera que eso no es malo. «Teníamos mucho que demostrar, y, al final, ''Las aventuras de Tadeo Jones'' se han convertido en el ejemplo de un proyecto en el que todos hemos pulsado bien la tecla que debíamos teclear», argumenta. Ese éxito desbordante, asegura, «nos ha dado una seguridad abismal para muchas cosas que antes no teníamos. Hemos ido abriendo camino sobre la marcha, y creo que vamos a poder completar películas con un nivel mayor. Es cierto que será muy difícil superar lo hecho con ''Las aventuras de Tadeo Jones'', pero creo que podemos firmar películas mucho mejores y de mayor calidad», sentencia.

Y, en ello está. Su segundo largometraje, que abordará la carrera espacial, se lanzará comercialmente a mediados de 2015 y ya se encuentra inmerso en su preproducción. En unos días se conocerá el título oficial del filme, que empezará a materializarse a principios del próximo año, para estar finalizado en torno a las navidades del 2014. Mientras tanto, la segunda parte de ''Las aventuras de Tadeo Jones'' podrá verse un año después, es decir, en 2016.

Enrique Gato recuerda que «el tiempo que lleva hacer una película de animación ronda entre tres y cuatro años. Hay que poner proyectos en paralelo para ir enlazándolos y no tener parones entre medias». Algo que, reconoce, sí ha acontecido entre la primera y la segunda parte de su saga, cuando lo habitual es ir a rebufo del éxito en el complejo mundo de la industria cultural. Si bien, agrega que, «se trata de una labor titánica, que lleva muchos años de aprendizaje y de control», pero que en su caso ha logrado el objetivo perseguido: «Hemos conseguido que una película que podría dirigirse fundamentalmente a un público infantil, se haya abierto al general. Al final, hemos tocado casi todas las edades, y eso resulta muy complicado».

Gato asegura valer para un roto como para un descosido. «Me encanta estar metido en harina. He sido técnico durante años, he formado parte de equipos artísticos... he tocado todos los palos y lo paso muy bien, pero cuando empieza la producción, el desarrollo del metraje, todo eso lo pierdo por completo, porque me centro en pautas, en hacia donde ha de ir el trabajo; en definitiva, en la gestión, más que en el trabajo artístico puro y duro », indica.

Sus esfuerzos han tenido premio. «Me estoy mal acostumbrando un poco», reconoce Enrique Gato, porque, señala, «hasta ahora, todo lo que he hecho, cortos y largometrajes, han tenido buena aceptación. Los premios dan confianza y sirven para saber que vas por el buen camino. Que merece la pena la forma de trabajo que has planteado». El objetivo, agrega el director de cine, es que «los próximos trabajos tengan un carácter más internacional».

Cantos de sirena de Hollywood

Que Enrique Gato es un objetivo para las grandes productoras mundiales no debe suponer una sorpresa para nadie. De hecho, nos indica, «al arrancar mi proyecto con Tadeo, que echó a andar allá por principios de la pasada década, recibí ofertas para irme para allá y no lo hice». En este punto señala que «eso siempre va a estar ahí», pero en aquel momento valoró que «la oportunidad era, o irme allí para ser una tuerca más o quedarme aquí e intentar montar industria, que al final es lo que hemos ido consiguiendo. Un objetivo importante. Y, sobre todo, que he tenido la oportunidad de dirigir mis propias películas. Quién sabe si lo habría conseguido en Estados Unidos».

Enrique Gato reconoce que «no nos damos cuenta de ello, pero el cine de animación español se ve en el extranjero como una gran potencia». Por eso, y por su empeño por consolidar nuestro país en este ámbito comercial, asegura que «mi principal intención es seguir aquí, formando esa industria, y sobre todo, lograr estabilizar el sector, darle cierta continuidad, porque la verdad es que, hasta ahora, ha sido un poco intermitente». Al respecto, explica que, «nacía un estudio, hacía una película o dos y acababa muriendo. A ver si nos conseguimos asentar y alcanzamos a hacer películas muy grandes en el apartado de la animación». La cuestión es que los próximos años están cubiertos, en cuanto a producción de filmes, por los diferentes estudios. «Poco a poco vamos consiguiendo dar una visibilidad a esta rama del cine español, que se está aceptando muy bien en el ámbito internacional». ¿Por qué? Sobre todo, tal como explica Gato, porque «éste es un cine muy fácil de lanzar al exterior, lo que es mucho más sencillo de hacer que con las películas de imagen real. Las hay con un cierto calado, que se convierten en una bola de nieve, lo que ha permitido que hayan salido más y más proyectos, de manera que creo que vamos por el buen camino».

La piratería, «una pesadilla»

Enrique Gato también reflexiona sobre el problema de las copias ilegales. «Hemos perdido la cuenta de las webs en que está pirateada la película. Es una pesadilla absoluta», indica, para agregar a continuación que «hay dos vías posibles de combatir esto: la de la legislación, como en Francia, que llegue a lo penal su tratamiento, o la otra, que se lleva mucho tiempo dando vueltas, pero que nadie acaba de implantar, que sería parecido a lo ocurrido con la industria musical, a partir de plataformas ''on line'', con precios razonables».

No obstante, apunta, «en España, con la crisis, esto costará, porque está claro, y es lógico, que del ocio es de lo primero que se quita la gente».