Castilla y León
Promover las vocaciones sacerdotales desde la familia y desde las parroquias
VALLADOLID- Una galopante despoblación. La falta de jóvenes en el medio rural que se marchan a las ciudades o al extranjero a labrarse su futuro. El empobrecimiento de las relaciones intrafamiliares. Una idea equivocada de lo que supone la vida sacerdotal y religiosa, de sus exigencias y compromisos. El sincretismo existente en una sociedad que se elabora una religión a su medida. La crisis de valores que azota a nuestra sociedad, en la que se aprecia más el dinero y la posición social de una persona que la Fe cristiana o la misión que realiza un sacerdote de acompañamiento y servicio a la Iglesia y a la sociedad; e incluso la crisis de Fe dentro de los propios cristianos.
Éstas son algunas de las causas que la Iglesia cree que pueden estar provocando un paulatino descenso de las vocaciones religiosas en España, en general, y en Castilla y León, en particular. Diócesis como las de Osma-Soria y la de Segovia, apenas cuentan con un solo seminarista preparándose para el sacerdocio. Ciudad Rodrigo cuenta con tres jóvenes en el Seminario Mayor, uno más que en Salamanca, pero uno menos que la Diócesis palentina. Ávila, con nueve; Zamora, con siete; León, con seis andan un poco mejor, aunque lejos de los doce que se preparan en Burgos, y de los catorce jóvenes que estudian en el Seminario Mayor Diocesano de Valladolid, la Diócesis de esta Comunidad que mejor está aguantando esta crisis de vocaciones religiosas, quizás por ser la provincia más numerosa en cuanto a población de Castilla y León, o quizás también porque cuenta con un Seminario atractivo, que atrae a los jóvenes por la grandeza de su edificio pero también por su propia realidad diaria de trabajo y formación.
Los obispos, arzobispos y comunidad cristiana en general de esta Comunidad no pierden la esperanza de revertir esta situación, pero sí que están preocupados por esta tendencia a la baja en las vocaciones sacerdotales. Pero frente a este problema, el rector del Seminario Diocesano de Valladolid, Aurelio García, aprovecha esta página en LA RAZÓN para animar a las familias cristianas y a las parroquias, que es donde más se vive la Fe, a que sean un poco los encargados de proponer a los chicos y chicas que reúnan cualidades para la vida consagrada y sacerdotal que den un paso adelante para servir a Dios y a la Fe cristiana. «Desde el Seminario podemos hacer una labor importante de coordinación y de formación, pero realmente son las familias y las parroquias las que mejor pueden gestionar las vocaciones, porque conocen y están en contacto con los jóvenes que puedan tener vocaciones, y virtudes, y no tienen por qué tener reparo para decirles ¿Oye, nunca te has planteado ser un buen sacerdote, padre cristiano o ser misionera?», señala Aurelio García, mientras insiste en que el Seminario puede ayudar en ese primer paso que es el discernimiento del joven, pero es el despertar en las familias el que puede ayudar al joven a tomar la decisión.
Para el rector del Seminario de Valladolid, la llegada del Papa Francisco ha supuesto un revulsivo para la Iglesia, pero, sobre todo, un mayor acercamiento a los jóvenes. «Ha permitido un diálogo menos polémico y más sosegado y receptivo con jóvenes con prejuicios hacia lo eclesial», destaca García, convencido de que este Papa, «está rompiendo tópicos que están paralizando a los jóvenes contra la Iglesia».
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