Sin techo
Barcelona advierte de que las personas sin hogar son cada vez más jóvenes
Tras el éxito del centro Maria Freixa, el Ayuntamiento exige más implicación a la Generalitat.
Tras el éxito del centro Maria Freixa, el Ayuntamiento exige más implicación a la Generalitat.
El Ayuntamiento de Barcelona reclama a la Generalitat de Cataluña y al Estado más implicación en lo relativo a la gestión de un fenémeno que en los últimos años se ha incrementado de forma exponencial y que requiere de respuestas inmediatas como es el alojamiento e inserción de los jóvenes sin hogar y, entre otras medidas, propone la répilica por todo el estado de equipamientos como el centro Maria Feixa.
Si en 2015, un 5% de las personas sin hogar eran jóvenes de entre 18 y 25 años, en la actualidad esa cifra se sitúa ya en el 17%. En 2018 se ofreció atención a 869 jóvenes en los Centros de Día municipales,casi cuatro veces más que en 2015; 303 acudieron a Centros de Primera Acogida, por los 158 de 2015; y 94 fueron atendidos en los comedores sociales, cuando hace tres años la cifra se situaba en 31 jóvenes. La mayoría de ellos son ex tutelados que al cumplir la mayoría de edad se encuentran en la calle, sin un hogar, formación, recursos ni madurez para emprender una vida digna de forma autónoma.
En este contexto, hace un año inició su labor el centro Maria Feixa, el primero de carácter municipal en Cataluña que aloja a estos jóvenes y, a la vez, participa de forma activa en su proceso de inserción acompañándoles durante su proceso de maduración y fomentando su formación, educación, empoderamiento e incorporación al mundo laboral.
En sus 12 meses de vida, el centro ha atendido a 37 jóvenes de entre 18 y 25 años, derivados todos ellos desde el programa de atención a personas sin hogar del Ayuntamiento de Barcelona por hallarse en una situación de exlcusión social, sin recursos económicos ni condiciones familiares o sociales para poder disponer de un alojamiento permanente. De entre ellos, el 89% tiene nacionalidad extranjera, concretamente el 73% proviene de Marruecos, un 81% son hombres y el 60% ya había estado tutelado anteriormente -en el 38% por la Generalitat y el 22% por alguna otra comunidad autónoma. «Todos ellos han participado en cursos de formación, tres están a punto de iniciar un plan de ocupación, gracias al cual podrán cumplir el año de prácticas necesario tras los tres años de arraigo imprescindibles para regular su situación y poder acceder así a un empleo estable, y 5 más se encuentran ante una posible situación de ocupación laboral», señala Antoni Izalde, responsable de la residencia Maria Freixa, que gestiona la Fundación Apip-Acam.
Pese a que los responsables del centro dicen estar «notablemente satisfechos» con la labor realizada en el centro durante su primer año de vida, el equipo de profesionales que lo conforman señalan que una de las principales dificultades a la que se enfretan a la hora de garantizar la plena inserción de estos jóves es la relativa al acceso al permiso de trabajo de los extranjeros, requisito imprescindible para acceder a un puesto de trabajo. «Sin papeles no podemos hacer nada», denuncia Josep Ricou, presidente de la fundación Apip-Acam, mientras que Laia Ortiz, teniente de alcade de Derechos Sociales, insite en que «estos jóvenes inmigantes no pueden trabajar si no están en situación regular y muchos con 18 años no han podido conseguir esa regulación y, por lo tanto, no pueden trabajar».
En aumento
La denuncia de Ortiz va más allá. La teniente de alcalde advierte que «el problema relativo a los jóvenes sin hogar va en aumento» y paralelamante constata que «el régimen de reinserción tras la mayoría de edad hace aguas, ya que deja a muchos jóvenes fuera; no se puede pedir un cierto nivel de autonomía o madurez a los 18 años», de manera que es «imprescindible cambiar el modelo de transición de estas personas a la vida adulta».
Ante este panorma, Ortiz señala que «la labor que realiza el centro Maria Feixa, con capaciadad para 21 personas, se queda corta, por lo tanto, si bien es necesario replicar este modelo en otros municipios, lo cierto es que también «son imprescindibles herramientas de prevención» y reclama la implicación de todas las administraciones. «No se puede dejar a Barcelona sola en esto», denuncia la teniente de alcalde y, en este sentido, el presidente de Apip-Acam indica que «es necesario repensar el modelo porque se ha producido un cambio profundo: desaparece la familia y e es la sociedad quien ha de orientar a estos jóvenes en su transición a la vida adulta».
Un caso de éxito
Moha es ejemplo de cómo debe llevarse a cabo esa transición, es un caso de éxito del modelo que propone el centro Maria Freixa. Llegó a Almería procedente de Marruecos con 19 años para, durante meses, viajar de ciudad en ciudad buscando su sitio en el mundo. Estuvo en Granada, Madrid, Francia...durmió en la calle, en albergues, incluso en la mezquita, hasta que finalmente fue derivado al Maria Freixa. «En Barcelona me he encontrado como en ningún otro sitio. Aquí he encontrado en el equipo del Maria Freixa a personas que me han acompañado, me han dado una salida, personas que han sido como mi familia», relata Moha, quien quiere hacer hincapié en que llegó «a España sin nada y ahora estoy cerca de conseguir todo lo que quiero».
Y es que tras siete meses en Maria Freixa, donde ha completado varios cursos de formación, tanto en idiomas como en restauración o temas deportivos, Moha, quien señala que si bien «la gente en Marruecos cree que en Europa va a encontrar trabajo enseguida, lo realmente importante es que aquí hay más derechos que en mi país, más ayudas y apoyos, y todos somos iguales», ha recibido ya una oferta para completar dos meses de prácticas en cocina, de manera que podrá inicar así el camino hacia la regulación de su situación.
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