Flora
Bosques que curan
Investigadores catalanes estudian en el Montseny los mecanismos químicos por el que los bosques pueden sanar
Investigadores catalanes estudian en el Montseny los mecanismos químicos por el que los bosques pueden sanar.
Charles Perrault o los Hermanos Grimm dibujaron en sus cuentos bosques terroríficos donde habitaban lobos feroces y brujas que comían niños. Claro que en la Europa medieval el lobo era el predador más temido del continente. Hoy, en cambio, el animal más peligroso de los bosques catalanes es el propio hombre, con permiso del oso Goiat, que se ha zampado un puñado de ovejas y caballos del Parque Natural del Alto Pirineo este verano. Aunque siga leyéndose «La Caperucita Roja» o «Hansel y Gretel», no es una buena idea que los niños crean que los bosques son una amenaza. Porque cada vez hay más evidencias de que el contacto con los bosques es beneficioso para la salud. Médicos japoneses y de Corea del Sur recomiendan a sus pacientes «shinrin-yoku», una práctica con propiedades terapeúticas, que se traduciría como «baños de bosque».
El doctor Quing Li, del Departamento de Higiene y Salud Pública de la Escuela Médica de Tokio y máximo experto en medicina forestal, ha demostrado que pasear por los bosques sana. Porque rebaja la hormona del estrés, relacionada con un montón de dolencias, reduce la tensión arterial y mejora la salud cardiovascular y la concentración. Además, ha estudiado que potencia el sistema inmunitario. Aumenta el número de células NK, que son una clase de glóbulos blancos que pueden atacar células malas como las tumorales con la ayuda de proteínas anticancerígenas, que un «baño de bosque» también ayuda a producir.
Aún queda mucho por investigar, pero se cree que los compuestos orgánicos volátiles que liberan los árboles como mecanismo de defensa para protegerse de las sequías, insectos u hongos beneficiarían a las personas. Para avanzar en este campo, investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) y del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) están llevando a cabo un proyecto pionero en los bosques del Montseny con el que pretenden comprender los mecanismos químicos y fisiológicos por los que el bosque y las partículas volátiles emitidas por los árboles pueden contribuir en el bienestar y la salud de las personas. Ya lo decía Hipócrates, padre de la Medicina, hace 2.500 años a sus estudiantes, «si queréis hacer un buen diagnóstico de vuestros pacientes, hay que mirar donde vive», recuerda Martí Boada, uno de los investigadores del ICTA-UAB.
El proyecto se llama «Bosques sanos para una sociedad saludable» y tiene dos líneas de investigación. Por un lado, el CREAF analiza la salud de los bosques catalanes y a través de fórmulas matemáticas tratará de predecir cuáles serán los espacios más saludables en un futuro cercano. Tienen una web y una app para móviles (alertaforestal.com) donde los ciudadanos pueden tomar fotografías de bosques para dibujar el mapa, por ejemplo de árboles afectados por la procesionaria. Por otro lado, el ICTA-UAB analiza en los bosques del Montseny, donde sobre todo hay encinas, pinos, hayas y alcornoques, los principios activos que emiten las plantas y de qué forma pueden interaccionar en la salud de las personas. Este verano tomaron muestras de saliva y sangre a personas antes y después de un baño de bosque y ahora se están analizando. No todos los bosques sanarían, deben de ser con alta densidad de árboles viejos y grandes.
Las claves
Acciónatura trabaja en la implementación de una red de bosques terapéuticos en Cataluña vinculada a la conservación de bosques de alto valor natural
Médicos de Japón y Corea de Sur aconsejan a sus pacientes «shinrin-yoku» que se traduciría como tomar un baño de bosque. Tras un paseo por el bosque se reduce la presión sanguínea, decrece la concentración de cortisol en la saliva que es un marcador de estrés , se estabiliza la acitividad nerviosa y altera la actividad del córtex prefrontal
El ICTA-UAB y el CREAF con el apoyo de la Fundación «La Caixa» estudian en los bosques del Montseny los mecanismos fisiológicos y químicos por los que el bosque y sus partículas volátiles contribuyen en la salud
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