Cataluña

Colau prepara una impuesto para la población flotante

El Ayuntamiento quiere crear nuevas tasas a los cruceristas para que la ciudad tenga un «mayor retorno social»

Imagen de uno de los cruceros que ha atracado en Barcelona esta semana
Imagen de uno de los cruceros que ha atracado en Barcelona esta semanalarazon

Los cruceristas se han convertido por méritos propios en un elemento más del paisaje turístico barcelonés. Al fin y al cabo, la ciudad se ha convertido en el principal puerto de cruceros de Europa y el tercero del mundo. No obstante, ni siquiera el éxito salva a los cruceristas, más bien lo contrario, de formar parte del eterno debate sobre las virtudes y defectos del modelo turístico de Barcelona. Por ello, la concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin, aprovechó la presentación del estudio «Impacto Económico de la Actividad de Cruceros del Puerto de Barcelona», elaborado por el propio Puerto, para explicar que el Ayuntamiento está preparando sus propios informes con el objetivo de buscar «nuevas fórmulas» que tengan un mayor retorno social para la ciudad. Como por ejemplo revisar la fiscalidad del sector.

El informe de la Universidad de Barcelona muestra que la actividad de los cruceros genera una facturación anual de 796 millones de euros, una contribución de 413,2 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) de Cataluña y permite el mantenimiento de 6.759 puestos de trabajo a tiempo completo. La concejala de Ciutat Vella, no obstante, señaló que «hay que ir más allá de las cifras» y ver cuál es el «retorno social» para la ciudad. Pin apuntó que el Consistorio estudiará próximamente la manera de conseguir un mayor aporte fiscal por parte de los cruceristas, que actualmente pagan la tasa turística sólo a partir de la segunda noche de pernoctación, por lo que podrían empezar a pagarla a partir de la primera noche. Por ello, Pin explicó que se creará un grupo de trabajo en el marco del Plan Estratégico de Turismo del Ayuntamiento de Barcelona para estudiar las posibilidades de incrementar la fiscalidad, especialmente a aquellos que sólo están en Barcelona unas horas.

El gobierno municipal también quiere conocer al detalle la contaminación que generan los barcos. Según el Puerto, sólo emiten un 0,2 por ciento de las partículas sólidas en suspensión en el aire de Barcelona. A pesar de ello, se apuesta por impulsar el gas licuado como combustible más sostenible y para dar incentivos fiscales a los barcos menos contaminantes. «Tenemos que apostar por un turismo de calidad, que garantice los derechos de los ciudadanos y de los trabajadores del sector turístico», apuntó Pin. También señaló que es importante para la ciudad estudiar fórmulas para que el gasto de estos turistas esté enfocado en revitalizar el comercio de proximidad, en aras de potenciar la diversidad comercial de la capital catalana.

Al respecto, el presidente del Puerto de Barcelona, Sixte Cambra, aseguró que la industria crucerística ya paga sus impuestos, entre los que se encuentra la tasa turística para aquellos viajeros que hagan una escala superior a las doce horas.