Barcelona
Desnudando al Cirque du Soleil
El Museo del Diseño acoge una exposición que lleva al visitante al «backstage» de la célebre compañía de circo contemporáneo
El Museo del Diseño acoge una exposición que lleva al visitante al «backstage» de la célebre compañía de circo contemporáneo.
Cada día, a las 9.00 de la mañana, Alan Caron sube a su bicicleta y se dirige a la sede central de Cirque du Soleil en Montreal. No es más que uno de los 800 diseñadores y costureros que crean y arreglan el vestuario de los 36 espectáculos que la compañía ha creado desde 1986, pero él disfruta como el que más. Siempre trabaja con una sonrisa y llueva o nieve, vuelve a casa todavía más contento. Porque cada noche, cuando regresa a su pequeño piso de estudiante, esconde bajo su ropa uno de los espectaculares monos multicolor de alguno de los espectáculos de la compañía, de «Totem» a «Oh!», y cuando llega a casa sueña que se cuelga del techo del comedor y escucha los «¡oohhh!» de admiración de un público que nunca está allí, por supuesto.
No es más que un inocente ritual, pero para él significa mucho y le libera de estrés. Uno de esos trajes te trasporta al instante a un mundo diferente, mágico y sensual. Como dice el lema de la compañía, invoca a la imaginación, provoca a los nervios y evoca emociones. Ahora, por ejemplo, lleva uno de los trajes de «Mystique» bajo su traje gris y abrigo negro. El tenía 13 años cuando lo vio por primera vez. 25 años después, siente que es como un pájaro, y lo mejor de ello es que ha ayudado a arreglar y mejorar estos fastuosos trajes.
La mítica compañía, que ha modernizado el circo y lo ha devuelto al primer plano de la actualidad, ha contado con más de 5.500 artistas desde sus inicios, de 50 nacionalidades y 25 idiomas, pero Caron nunca se ha atrevido a ser uno de sus acróbatas. Conoce a muchos porque otro de sus hobbies es visitar los almacenes donde guardan los bustos de yeso de los artistas y con los que los peluqueros crean sus aparatosas y espectaculares pelucas.
A Caron le encanta pasearse por los 800.000 metros cuadrados de la sede central de la compañía, donde se crea y guarda todo sus materiales. «He tardado 30 hora en ir de un lado a otro», comenta Neilson Vignola, director de creación del Cirque du Soleil. Caron puede tardar mucho más. Es tan gran y monumental que lo han bautizado como «Ciudad del circo», incluyendo escuelas y teatros de todo tipo.
Aunque lo que más destaca es su emblemática gran carpa blanca, donde ensayan y dan el toque final a sus futuros «shows». En uno de sus paseos, Coran entró dentro y cuando llegó al centro, miró hacia arriba, a sus 19 metros de alto, y se quedó petrificado. Aún recuerda el vértigo que sintió, y no porque sea difícil de olvidar, sino porque no se le ha marchado todavía. No le molesta, siente una sensación de caída que nunca se confirma, como si se salvase siempre al último momento, como si de verdad fuese uno de los acróbatas de Cirque du Soleil, uno de los mejores. Los vestidos de los espectáculos que lleva debajo de su traje le ayudan a dar cuerpo a esta ilusión y no sentirse perdido. Invocar, provocar, evocar, Alan Caron es en sí mismo el cirque du Soleil.
Visitar la sede central
El Museu de Disseny de Barcelona acoge ahora la exposición «Totem, behind the scene», una oportunidad única de adentrarse en la gran sede central de la compañía en Montreal y conocer todos sus secretos. Fotografías, vestuario, audiovisuales, partes de escenarios, incluso algunos de los bustos de yeso de sus artistas se incluyen en un recorrido que pretende que el visitante sepa cómo trabaja una de las compañías del espectáculo más grandes del mundo. Esta oferta sirve como un aperitivo al regreso de la compañía a Barcelona, tras seis años de ausencia, con «Totem».
El 23 de marzo, una enorme carpa en el Centro Cultural de Hospitalet de Llobregat será el escenario escogido para presentar un montaje que, por primera vez, centra todo su esfuerzo creativo en las proyecciones y que convierte el agua, en todas sus facetas, como protagonistas. «Al ser un espectáculo itinerante, era muy difícil preparar los números con agua real, así que decidimos trabajar con diferentes proyecciones, de ríos, cascadas, lagos y océanos, para causar la misma sensación», señaló ayer Vignola en la presentación de una muestra que ya se ha podido ver en Sevilla y Madrid.
De esta forma, quien visite la exposición podrá conocer anécdotas sorprendentes de la compañía, como que todos los artistas reciben tutoriales de 16 horas para que aprendan a maquillarse a sí mismos. Esto hace que, en dos semanas, los artistas consigan pasar de las tres horas a los 45 minutos para maquillarse con perfección. Además, podrá conocer a los principales responsables de todos los departamentos de esta gran ciudad del circo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar