La adquisición ha supuesto una inversión de 1,3 millones de euros.

El Ayuntamiento de Barcelona hizo pública ayer la adquisición del teatro Tantarantana, una operación que supone la supervivencia de una sala que parecía condenada al caducar este mes de junio el alquiler en el edificio que ocupa actualmente, en la calle de las Flors del barrio del Raval.

El Consistorio ha invertido 1,3 millones de euros en la adquisición del inmueble, de planta baja y con dos niveles, y que tiene licencia para actividades. La sala, fundada en 1992, se integrará de esta manera en la red de fábricas de creación municipal y escapará de las garras de la especulación inmobiliaria, algo que parecía su futuro más inmediato. «Hemos preservado un proyecto teatral para la ciudad», dijo ayer Jaume Collboni, teniente de alcaldía de Empresa, Cultura e Innovación, durante la presentación de la compra. «Damos larga vida un proyecto como el Tantarantana, reconocemos el trabajo hecho y salvamos el edificio de la compra por parte de algún fondo que habría especulado con él», agregó Collboni. «No ha hecho falta crear ninguna plataforma para salvar la sala. Nos dieron la alarma y actúamos», matizó el teniente de alcaldía.

Por ahora, el Tantarantana continuará con la programación fijada para esta temporada, aunque también está previsto que se convoque próximanente un concurso público relacionado con su gestión. Será en ese momento cuando el teatro se unirá a la red de fábricas de creación, formada en la actualidad por once centros, todos ellos con el objetivo común, tal y como apuntó Collboni, de «dar apoyo a las compañías teatrales emergentes y en la creación de nuevos públicos». El Ayuntamiento de Barcelona es propietario hoy en día de un importante conjunto de teatros: Barts, El Graner, La Caldera Les Corts, La Seca, Mercat de les Flors, Teatre Arnau , Sala Beckett / Obrador y SAT!. De uno de ellos, el Arnau, situado a muy pocos metros del Tantarantana, Collboni apuntó que el próximo mes de febrero se conocerá los ejes de su proyecto definitivo.

Otro espacio, aunque en la actualidad en manos privadas, el Teatre Principal, sitúado al final de la Rambla, el Ayuntamiento de Barcelona descarta por ahora su compra, aunque, como reconoció Gala Pin, concejal de Ciutat Vella, sus actuales propietarios «nos han manifestado su voluntad de no vender», aunque el Consistorio se está «asegurando de que la actividad que llevan a cabo se adecúa a la licencia que tienen».