Pintura

El doctor de Dalí

Un libro rescata la amistad del pintor surrealista con Edmund Klein

Edmund Klein, una autoridad en el tratamiento del cáncer de piel
Edmund Klein, una autoridad en el tratamiento del cáncer de piellarazon

Todo empezó un día de 1972 cuando el teléfono sonó en casa de los Klein, en Búfalo (Estados Unidos). Alguien en inglés, aunque con marcado acento español, realizaba una llamada de larga distancia pidiendo poder hablar con el doctor Edmund Klein, quien ya contaba con pacientes de la talla del actor John Wayne o el presidente Lyndon B. Johnson. La voz era la de Enrique Sabater, el secretario personal de Salvador Dalí. El pintor surrealista tenía problemas de piel y alguien debió recomendarle los servicios de Klein, toda una autoridad reconocida internacionalmente.

Este es el punto de partida de un libro que acaba de publicarse en Estados Unidos. «Dalí & His Doctor», escrito por Paul Chimera analiza la amistad que surgió entre médico y su paciente y acabó derivando en una interesante colección de dibujos dalinianos que han permanecido inéditos hasta fecha muy reciente. Todo ello queda expuesto en este ensayo que nos permite conocer a uno de esos secundarios de lujo en la biografía del padre de los relojes blandos.

Dalí conoció a su médico en el St. Regis Hotel, su base de operaciones en Nueva York. Hasta allí se trasladó Klein en un encuentro del que no se tiene ningún documento gráfico, ni escrito. El buen doctor siempre fue extremadamente fiel a la confidencialidad y nunca reveló detalle alguno sobre su surrealista paciente. En este sentido, Chimera sospecha que en aquel momento el doctor trató al autor de «Torero alucinógeno» de algún tipo de cáncer de piel.

Lo que sí se sabe es que Klein rechazó cualquier tipo de pago: para él lo importante es que el de Figueres estuviera bien. Dalí apreció el detalle y agasajó al doctor con numerosos dibujos, dedicatorias en hojas o en la primera página de libros. Muchas de esas piezas, aparentemente sencillas pero que ejemplifican la fuerza del Dalí dibujante, tienen como tema común a un ángel, una manera de dedicarle un guiño a Edmund Klein, a quien el pintor definía con motivo como su ángel de la guardia. Tampoco faltan otros temas habituales en el imaginario daliniano, como don Quijote de la Mancha, que el artista trazó definiéndolo como «genético».

Entre 1970 y 1980, Edmund Klein se convirtió en uno de los habituales dentro del círculo del pintor, reuniéndose en París, Nueva York o Cadaqués. Tras la muerte del médico, en 1999, su viuda decidió depositar todos los originales que el pintor que les había regalado en una caja de seguridad de un banco de Búfalo. No fue hasta 2008 que se supo de la existencia de este tesoro que se expuso en la universidad de la ciudad de la familia Klein. Los quince originales y una escultura fueron puestos en venta por los herederos del médico, un éxito comercial para sus propietarios.

El pequeño libro –apenas llega al centenar de páginas– explora todo este camino en el que se funden la medicina y el arte. Todo ello para constatar en lo que derivó el encuentro entre Edmund Klein y Salvador Dalí.