Narcotráfico
El macroperativo de los narcopisos sigue adelante entre los recelos de los vecinos
Los residentes en el Raval desconfían de la efectividad de los cierres de viviendas mientras se busca a otros 20 presuntos implicados
Los residentes en el Raval desconfían de la efectividad de los cierres de viviendas mientras se busca a otros 20 presuntos implicados
Un día después del mayor golpe contra los narcopisos en el Raval, con un total de 55 detenidos –ayer hubo dos más– y casi una treintena de viviendas devueltas a los propietarios, cerradas o precintadas, la operación policial no seguía cerrada. Y se notaba en las calles, sobre todo en las de Robadors y la Cera, algunas de las más conflictivas. Los arrestados pasarán hoy a disposición del juez. Mientras proseguía la investigación, por parte de los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana, el juez encargado del caso dictó ayer órdenes de búsqueda y captura contra 20 personas, por su presunta vinculación con el tráfico de drogas en estos inmuebles. De esta manera, la operación no está ni mucho menos cerrada, aunque los vecinos desconfían.
Saben que se trata de la mayor operación policial contra, a nivel de delincuencia, uno de los mayores problemas de la ciudad, junto al «top manta». No obstante, y pese a que valoraron de forma positiva el golpe, tienen dudas. Quizá estén escamados, pero lo que se escuchaba ayer por el barrio eran las dudas para comprobar cuando volverían a estar operativos, o al menos una parte, los narcopisos desarticulados.
La gran parte de estos 27 narcopisos –40 registrados– que de momento ya no funcionan como tales, o se ha devuelto a sus propietarios, o se han precintado o tapiado. Lo que piden los vecinos es que los respectivos dueños de los inmuebles se hagan cargo de los pisos.
Lo que se vio ayer en estas calles del Raval fue aún un importante dispositivo policial, en parte debido a que la investigación sigue abierta. De hecho, los Mossos inspeccionaron ayer cuatro locales que podrían estar también relacionados con el tráfico de drogas. Dos de estas viviendas están en el polémico barrio del centro de Barcelona, mientras que los otros dos son del Poble Sec, en el distrito de Sants-Montjuïc.
Ahora, el objetivo de los Mossos es incrementar el control y vigilancia en locales con gran afluencia pública de estas zonas, en los que se puedan cometer delitos relacionados con el tráfico de drogas. Los investigadores sospechan que en los cuatro establecimientos registrados ayer hay indicios de que se podrían realizando este tipo de delitos. A ello se suman alertas de los vecinos. Recelan ya de todas las operaciones policiales, pese a la magnitud de la última.
Una preocupación que tienen, que ya se hizo bastante evidente tras el macrogolpe, es la presencia de drogadictos en las calles del barrio en busca de su dosis, en esta ocasión sin rumbo fijo, lo que aumenta la sensación de inseguridad de unos residentes ya de por sí recelosos. Llevan meses protestando por esta situación, con numerosas manifestaciones. Por otro lado, Barceloneta y Poble Sec temen una mayor afluencia de «yonquis».
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