El desafío independentista

ERC y CUP aceptan una lista civil el 27-S si luego hay «elecciones constituyentes»

Aumentan la presión sobre Mas para dar su apoyo a una candidatura sin políticos

Artur Mas compareció en el Parlament para explicar la remodelación de su Gobierno tras romper con Unió
Artur Mas compareció en el Parlament para explicar la remodelación de su Gobierno tras romper con Uniólarazon

El penúltimo pleno de la legislatura catalana estrenó ayer nueva fotografía, con nuevos consellers y los diputados de Unió relegados a la quinta fila, detrás de la bancada del PP, tras haberse hecho oficial el divorcio con CDC. «Penúltimo», si Artur Mas firma la convocatoria de elecciones el 3 de agosto, una decisión que algunos diputados de la oposición cuestionaban ayer en los pasillos del Parlament de Cataluña, después de que la CUP hiciera pinza con ERC para apoyar una lista sin partidos. Porque aunque CDC diga que «con o sin políticos, la lista transversal de la sociedad civil será la de Convergència», considera que Mas debe estar en la lista.

A la portavoz de ERC, Marta Rovira, le costó disimular la tensión con CDC tras el intento de Mas de recuperar la lista unitaria. Comenzó por trasladar al president y a la CUP su propuesta para bastir este gobierno de concentración. Pero Mas se fue por los Cerros de Úbeda para no responder la cuestión. Y la CUP, protagonista del pleno, dio un portazo a este gobierno de concentración porque su proyecto político «no tiene que ver» con el de ERC y aún menos con el de CDC. Sin embargo, en un giro sorprendente, el diputado de la CUP, Quim Arrufat, aceptó la lista soberanista sin políticos para contar los votos favorables a la independencia, siempre y cuando se dé paso a contunuación a una legislatura constituyente. «Se puede convocar el 27-S en clave de ruptura para contar el apoyo al «Sí» y a continuación convocar elecciones constituyentes para dirimir las fuerzas de cada uno de los espacios ideológicos y redactar la nueva constitución catalana», defendió Arrufat.

Aunque parece que la lista civil cobra vida, la negociación no se prevé fácil. ERC aceptó el plan de la CUP de unas elecciones constituyentes de inmediato. Pero si se escoge un nuevo presidente y se constituye un nuevo gobierno, el Parlament ya no se puede disolver hasta después de un año de su constitución. El truco legal consiste, en consecuencia, en no escoger president.

Mas había comparecido ante el Parlament para explicar la remodelación de su gobierno y se encontró todos estos planes de la CUP y ERC. Y antes tuvo que hacer frente a las acusaciones de la oposición por su «desconcertante» fin de legislatura. «Desconcertante» –Alicia Sánchez-Camacho, Miquel Iceta y Albert Rivera dixit–, porque a menos de tres meses de las elecciones, cuatro de los siete partidos con representación parlamentaria –CDC, ERC, ICV y la CUP– todavía no saben cómo van a presentarse.

Tras los erráticos intentos de forjar una lista unitaria soberanista con ERC, Mas continúa confianzado en que los contactos discretos entre la ANC, la AMI, Òmnium Cultural den sus frutos, pese a los continuos golpes de efecto de unos y otros. CDC dice que se abre a hacer suya una lista unitaria sin políticos «profesionales», pero busca fórmulas para integrar al president de la Generalitat. Esquerra ya ha dicho –y ayer volvió a decir– que defiende una lista integrada «solo» por independientes.

Govern alternativo

La oposición invitó a Mas a cambiar de estrategia, a no engañar a los ciudadanos diciendo que la independencia se logra con unas elecciones y a reconsiderar el diálogo con el Estado. Pero Mas rechazó la oferta. Ciutadans se sumó a la tendencia de forjar coaliciones. Propuso a PP, PSC y Unió un gobierno para frenar la independencia. El PP recogió el guante, pero Unió Democràtica avisó que no llegará a acuerdos con nadie que no respete que Cataluña es una nación.

En la nueva fotografía del hemiciclo, Josep Maria Pelegrí pasó de sentarse en primera fila, a la quinta. En la escuela a los alumnos rebeldes se los pone delante, pero Pelegrí y los democristianos que no han suscrito la hoja de ruta del president de la Generalitat han sido relegados atrás. La imagen de una Unió dividida, diez diputados sentados tras la bancada del PP y los seis críticos junto a CDC escenificó una ruptura que Mas quiso precisar que se debe a que los democristianos han decidido no apoyar la independencia.