Arte, Cultura y Espectáculos
Fotografiar la sombra de Picasso
Cecilia Orueta sigue con su cámara los pasos del pintor en Málaga, Barcelona o La Coruña
Cecilia Orueta sigue con su cámara los pasos del pintor en Málaga, Barcelona o La Coruña.
A Pablo Picasso le fascinaba la fotografía y no fueron pocas las veces que se puso detrás de la cámara. Eso también se tradujo en sus colaboraciones con fotógrafos como Edward Quinn, Brassaï o Roberto Otero, por citar unos pocos. Por eso, no debe parecer extraño que el genio malagueño siga inspirando a fotógrafos como es el caso de Cecilia Orueta.
Esta fotógrafa acaba de publicar «Los paisajes españoles de Picasso» (Nórdica) donde recorre busca la huella del autor de «Las señoritas de Aviñón» en Málaga, La Coruña, Madrid y Barcelona, así como Horta de Sant Joan y Gósol, dos pueblos catalanes importantísimos en la evolución pictórica del artista. El volumen cuenta, además, con textos de Rafael Inglada, Eduard Vallès, Manuel Rivas, Eduardo Mendoza, Julio Llamazares y Jèssica Jaques. Las imágenes que forman parte de este libro se exponen estos días y hasta enero en la Fundació Palau de Caldes d'Estrac.
Orueta, en declaraciones a este diario, explicó que «la vida de Picasso es un estímulo para poder viajar». En este viaje, la fotógrafa se ha basado en los decorados picassianos, pero especialmente en dibujos y cuadros realizados por el joven Picasso. «Siempre me ha gustado mucho Picasso y lo descubrí en una estancia en Galicia. Fue entonces cuando quise seguir algo que desconocía como era sus huellas en España. Ahora, después de haber hecho este recorrido, me ha marcado su trabajo, me ha dejado huella», comentó la fotógrafa.
Cecilia Orueta nos permite contemplar la pila bautismal donde fue bautizado Picasso; la Torre de Hércules, en La Coruña, que el jovencísimo artista llamaba Torre del Caramelo; a uno de los copistas del Museo del Prado, algo que también hizo el malagueño durante su estancia en Madrid; una mesa de la barcelonesa cervecería Els Quatre Gats; la naturaleza de Horta de Sant Joan; y el dormitorio en el que pasó noches Picasso y su amante Fernande en la fonda Cal Tampanada de Gósol, en el Pirineo leridano.
«Trabajo con la realidad por lo que no hay nada recreado en estas fotografías. La realidad ya te da mucho más», comentó Orueta quien ha dedicado tres años a este proyecto.
El trabajar en el universo picassiano puede también implicar el poder conocer de primera mano la profundidad de la mirada del artista. Cuando se le interroga a Cecilia Orueta si se atreve a juzgarla dice que «Picasso lo devoraba todo con la mirada. Era una bestia que lo absorbía todo. Puedo decirle que esa mirada es genial. No hay más vueltas». Orueta sabe comprender esa genialidad y en su libro nos ayuda a entender lo que fue el paso de Picasso por nuestro país.
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