Política

Cataluña

Hasta 30.000 empleos menos por el 17-A y el «procés»

Un estudio del BBVA desgrana con cifras el «shock» que sufrió la economía catalana en 2017

Hasta 30.000 empleos menos por el 17-A y el «procés»
Hasta 30.000 empleos menos por el 17-A y el «procés»larazon

Un estudio del BBVA desgrana con cifras el «shock» que sufrió la economía catalana en 2017.

El convulso otoño político del año pasado sumado a los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils fueron los responsables de que en Cataluña se dejaran de crear hasta 30.000 empleos en la segunda mitad de 2017, según las estimaciones del BBVA Research. Una cifra considerable teniendo el cuenta que el número de parados se eleva actualmente hasta las 432.000 personas, una tendencia que no se ha logrado mitigar del todo después de la crisis. Las previsiones también aventuran que la economía catalana crecerá un 2,5% en 2018 y un 2,3% en 2019, ligeramente por debajo de toda España.

«En Cataluña se ha dado un shock que no ha pasado en otras comunidades y que ha hecho que el empleo pase de crecer por encima de la economía española a hacerlo por debajo. Eso supone 30.000 puestos de trabajo», detalló ayer el economista jefe para España del BBVA Research, Miguel Cardoso, quien desgranó el informe que lleva por título «Situación Cataluña» ante los medios.

El sector más afectado por estos 30.000 empleos que se dejaron de crear ha sido el de los servicios, mientras que la industria se ha visto positivamente afectada por las exportaciones de bienes. «Es difícil saber el peso de cada uno de ellos», resumió Cardoso sobre los efectos que tuvieron los atentados terroristas y la escalada de tensión por el proceso independentista en la economía catalana. La sacudida más importante se produjo tras el 1 de octubre, el paro de país del día 3 y las sucesivas manifestaciones hasta llegar a la declaración unilateral de independencia aprobada por el Parlament el 27 de octubre.

Cabe recordar que otra de las consecuencias económicas del «procés» fue la marcha de empresas que aprovecharon el decreto ley aprobado por el Gobierno para facilitar el cambio de sede social sin tener que pasar por la Junta de Accionistas. Según datos del Colegio de Registradores, en 2017 y en la primera parte de 2018 un total de 4.422 empresas catalanas trasladaron la sede a otras partes de España, aunque también en ese período hubo 758 empresas que se instalaron en Cataluña.

En cambio, un reciente estudio de la Generalitat reduce a 2.501 el número de «decisiones empresariales» de traslado tomadas en el período de octubre de 2017 a 31 de julio de 2018, aunque esas decisiones corresponden a 3.700 CIF (códigos de identificación fiscal de las compañías).

En relación con las previsiones para 2018 y 2019, BBVA Research contempla que Cataluña crecerá este año un 2,5% y un 2,3% en 2019, menos que en 2017 y por debajo del conjunto de España (2,6% y 2,4%, respectivamente).

Si se cumplen estas estimaciones, Cataluña completaría seis años con una media de crecimiento anual del 2,9% y podría crear unos 130.000 puestos de trabajo en estos dos años, reduciéndose la tasa de paro hasta el 10% a finales de 2019.

El buen comportamiento de las exportaciones de bienes y el mantenimiento de la demanda por la laxitud de la política monetaria, combinado con una política fiscal más expansiva y la reducción de la incertidumbre, empujan este crecimiento. El sector de la construcción consolida su recuperación y podría contribuir de manera significativa a la creación de empleo en los próximos años, según el estudio. Respecto a la recuperación del empleo, el estudio advierte de que no se produce de manera homogénea en toda Cataluña porque se ve un mayor dinamismo en las áreas urbanas, sobre todo en la de Barcelona –donde los niveles ya son similares a los de antes de la crisis– y de Girona. Más atrás quedan Tarragona y Lleida.

Eso sí, el responsable del estudio del BBVA advirtió sobre los efectos de una posible inestabilidad en Cataluña por los presupuestos y por el leve retroceso de ciertos sectores claves para la economía. «No sabemos hasta dónde llegará la desaceleración del turismo. Habría que buscar un sector que pueda sustituirlo como generador de empleo», señaló.