Fotografía
La belleza escindida
El Palau Robert acoge una retrospectiva del fotógrafo Antoni Bernad con 390 instantáneas que documentan su amor por la cultura
El Palau Robert acoge una retrospectiva del fotógrafo Antoni Bernad con 390 instantáneas que documentan su amor por la cultura.
La fotografía de moda es fascinante por múltiples motivos, pero el que realmente sorprende es su capacidad de escindir la belleza de su objeto real. Los aborígenes lo llamaban «robar su alma», pero en realidad lo que hace es mucho más ambicioso. Lo que hace es contener esa belleza, sí, «robarla» en cierta forma, pero no, sólo proyectarla eternamente al futuro. Una modelo fotografiada, por ejemplo, no se convierte en un bicho feo, nadie le roba nada, pero sí que se le escinde su belleza natural para contenerla. Cualquiera que se reconozca en una foto es que tiene una alta opinión de sí mismo.
La fotografía, por tanto, nunca es realista, sino una construcción cultural de una radicalidad poética absoluta ya que separa la belleza del objeto real para que te olvides de ese objeto y sólo te quedes con esa belleza. Es un gran truco de magia, un efecto especial que en manos de un gran fotógrafo puede conseguir auténticas maravillas.
Uno de estos fotógrafos «maravillosos» es el barcelonés Antoni Bernad que, en los últimos 50 años, ha eleveado la fotografía de moda a cotas increíbles. Su gran talento ha sido la capacidad de no sólo contener sino de proyectar esa belleza «robada» hacia sus grandes amores y obsesiones, como la cultura y sus ídolos. Así, convirtió a Laura Ponte en Dalí, Coco Chanel o Greta Garbo, o retrató a grandes figuras como Mercè Rodoreda o su icónico retrato de Antoni Tàpies en pleno acto creativo.
El Palau Robert acoge hasta el 26 de agosto la exposición «Antoni Bernad. Nord/Sud/Est/Oest», una gran retrospectiva que reúne unas 380 fotografías y que es una especie de viaje al centro mismo de lo que es la magia de la imagen. El fotógrafo recuerda cómo, en la Barcelona de posguerra, donde todo era gris y truculento, el color de las revistas se convertían en una especie de realidad paralela donde sentir calor e ilusión. Otra vez, tanto daba el objeto, lo importante era la belleza y el color y la esperanza de que existen otros mundos posibles. «Sin escuelas donde poder aprender el oficio, Bernad se convirtió en autodidacta. Se considera un artesano en busca de la excelencia. No se considera un artista, ni tampoco una fashion victim. La moda le ha interesado relativamente, pero le ha permitido una sociabilidad y una libertad de movimientos donde se ha sentido cómodo», comenta Antoni Llena, comisario de la exposición.
De esta forma, la muestra se divide en 190 reatratos y 190 fotografías de moda, todas en busca de ese aire de espontaneidad e ilusión de vida que despiertan fuertes emociones a quién las ve. Tanto da si es fotografiando a Terence Stamp, al Tricicle o a Johan Cruyff, como la explosión de color con una modelo anónima de una belleza insólita en primer término, el «truco» funciona de la misma forma. No ves a Terence Stamp o al Tricle, sino a la idea que tienes de ellos tan bien articulada que la hace real, la actúa para ti, te reafirma y te da calor. «Para mí, Antoni Bernad es uno de los verdaderos genios de la fotografía española», asegura el diseñador Manolo Blahnik y tiene toda la razón.
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