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«Limpié la mancha de sangre de Benítez que quedó en el suelo por higiene»

La Razón
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El noveno agente de los Mossos d'Esquadra imputado en el caso Raval, en el que resultó muerto el empresario Juan Andrés Benítez después de ser reducido por los policías, aseguró ayer ante la juez que «limpió con agua por razones de higiene el charco de sangre» que la víctima había dejado en el suelo. Añadió que lo hizo por iniciativa propia, y cuando Benítez ya había sufrido una parada cardíaca.

El imputado compareció ante la magistrada por un delito de obstrucción a la Justicia, un cargo menor que el de sus otros ocho compañeros acusados. No obstante, la juez que instruye el caso no cerró la puerta a imputarle un delito contra la vida.

Destrucción de pruebas

Aseguró que limpió la sangre porque así se lo enseñaron en la Escuela de Policía, después de comprobar que la zona no había quedado impoluta del todo, pese a que otro agente –también imputado– había arrojado agua minutos antes para eliminar el charco de sangre. La juez consideró en un auto que esta acción es una destrucción de una prueba y, por lo tanto, un delito de obstrucción a la Justicia.

Sobre su participación en la reducción que presuntamente provocó la muerte del vecino del Raval, el agente aseguró que no participó porque cuando llegó a la zona de refuerzo policial «no vio prácticamente nada», ya que se dedicó a ayudar a crear un perímetro para que los curiosos no se acercasen.

El imputado reconoció que vio a una agente de los Mossos subir las escaleras de uno de los edificios para pedir a los vecinos que destruyeran las imágenes tomadas de la reducción. Algunos de los residentes en los bloques adyacentes a la vivienda de Benítez confirmaron estos hechos y aseguraron que se les obligó a destruir las imágenes del suceso, en sus declaraciones como testigos. En su declaración ante la división de Asuntos Internos de los Mossos remitida a la juez, el agente ya manifestó que al ver que en el lugar que se había producido la actuación policial había una mancha de sangre tiró encima agua de una botella que tenía en el coche.

Sin embargo, la juez instructora del caso consideró en su auto de imputación que «ni por razones de salubridad, higiene o protocolos de actuación pueden justificar que unos agentes procedan al borrado o alteración» de unos rastros o vestigios de un posible hecho delictivo sin previamente preservarlo máxime cuando éstos se hubieran podido preservar con una fotografía.

No obstante, el mosso imputado aseguró en su declaración que «no vio necesario ni tomar muestras ni sacar ninguna fotografía» de la polémica reducción.