Estreno teatral

Lo que Shakespeare se olvidó de escribir

Josep Maria Pou se convierte en el capitán Ahab en la adaptación teatral de «Moby Dick», una adaptación de Juan Cabestany con dirección de Andrés Lima

Andrés Lima, Juan Cabestany y Josep Maria Pou ayer en el Museu Marítim de Barcelona
Andrés Lima, Juan Cabestany y Josep Maria Pou ayer en el Museu Marítim de Barcelonalarazon

Josep Maria Pou se convierte en el capitán Ahab en la adaptación teatral de «Moby Dick», una adaptación de Juan Cabestany con dirección de Andrés Lima.

Leer «Moby Dick» es una aventura en sí misma. Sus más de mil páginas y sus interminables descripciones de la vida en un ballenero hacen que sientas en primera persona hasta el más leve movimiento del oleaje. Muchos han sentido mareos al leer la novela de Melville, un clásico que obliga al lector a sumergirse en los propios monstruos de su sinrazón. Las grandes obras maestras de la literatura son así, tienen un protagonista, el lector. Todo lo demás es secundario. En «Moby Dick» es más claro, porque el lector toma la forma del joven Ismael, que con suma inocencia sube a bordo del ballenero Pequod. Ante sus ojos se desarrollará la verdadera lucha por la vida y la muerte, encarnada por el temible capitán Ahab.

Historia de una obsesión, de la perversión de toda fuerza vital, Ahab es el monstruo, el Frankestein romántico más humano que los humanos, capaz de llevar a toda una tripulación a la muerte en busca de terminar con la gran ballena blanca. Su complejidad es tal que no hay duda de que es uno de los grandes personajes de la literatura universal. Josep Maria Pou lo explica mejor: «Es el personaje que Shakespeare se olvidó de escribir».

El lector, es decir, Ismael, se dejará abominar y seducir por tal fuerza de la naturaleza. Cuando Ahab muere, el Pequod se hunde en el mar, e Ismael es el único superviviente de toda esta aventura, abandonado en medio del mar, oh, el lector sentirá en primera persona esa desolación y sólo revivirá al ser rescatado por un ballenero, cuyo capitán, como Ahab, navega por el mar obsesionado, en su caso, con recuperar a su hijo perdido. El lector ha sido rescatado. Hay luz detrás de la locura, sólo hay que reconocer a los monstruos cuando aparecen y Ahab es uno de los peores.

El Teatre Goya acoge ahora la adaptación teatral del clásico de Melville, con Pou en el papel del terrible Ahab. Juan Cabestany se encarga de la adaptación, en un trabajo titánico en el que ha conseguido reducir esas célebres mil páginas en a penas una hora y media de espectáculo. «Lo importante de la novela no es la aventura, sino el hecho de que obliga al lector a meter las manos en el fango y vivir una auténtica experiencia. Tiene algo de religioso, místico, poético y filosófico», asegura Cabestany.

A partir del 19 de enero, el Goya se convertirá en un gran barco deconstruído que, a través de una pantalla que simula una ventana al exterior, nos meterá de lleno en la compleja mente de Ahab, una mente llena de fantasmas. Junto a Pou, los actores Jacob Torres y Oscar Kapoya interpretan al resto de tripulación, en un viaje que promete ser muy intenso. «Esta es la historia de una obsesión, en el que el espectador se sitúa mirando a los ojos de Ahab, que es la mirada de la locura. Hemos querido partir de su cabeza y a partir de allí contar una historia de la agonía de un suicida», aseguró Andrés Lima, que dirige el espectáculo.

Pero si este montaje tiene un culpable, ese es Daniel Martínez, responsable de Focus, que hace 13 años, cuando Pou interpretaba «El rey Lear», le dijo que algún día tenía que interpretar a Ahab. «La verdad es que me subí a bordo en seguida», afirmó Pou.